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El doctor palentino en Teología y Filosofía Juan José Tamayo. El Norte
«Castilla está especialmente protegida contra las manifestaciones de odio»
Juan José Tamayo, doctor en Teología y Filosofía

«Castilla está especialmente protegida contra las manifestaciones de odio»

El escritor palentino presenta el martes en la Biblioteca Pública 'La internacional del odio', donde analiza la relación entre religión y política

Pilar Gimeno

Palencia

Lunes, 16 de mayo 2022, 00:05

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Juan José Tamayo (Amusco, 1946) presenta este martes en la Biblioteca Pública (19:30 horas) su libro 'La internacional del odio', en el que ofrece un riguroso análisis de la nueva relación entre religión y política. El odio, manifiesta, «no está instalado en la sociedad, sino en determinados colectivos». En el mundo entero, también en España, «se ha dado esta alianza entre la extrema derecha política, misógina, homófoba, antifeminista, antiinmigración y grupos cristianos integristas, que está atentando contra los valores cristianos originarios como el amor, la tolerancia, la solidaridad, la acogida o el perdón. En estas organizaciones estos valores originarios del Cristianismo no son cultivados».

–En su último libro se acerca al fenómeno del odio. ¿Cómo se manifiesta en nuestra sociedad?

–De múltiples formas. Todo aquello que no nos gusta, todo aquello que no compartimos lo convertimos en objeto de rechazo y, al final, el rechazo se convierte en odio y el odio se traduce en prácticas violentas. Creo que eso no es un fenómeno general que pueda aplicarse a toda la sociedad, sino que es un fenómeno específicamente ubicado en determinados colectivos y organizaciones de carácter ultraconservador, tradicionalista y en buena medida también antidemocráticos.

–¿Qué propuesta alternativa podemos proponer?

–Primero hay que analizar las diferentes manifestaciones del odio porque es fundamental para luego poder responder a las mismas. Hay una serie de manifestaciones que están muy presentes en determinados colectivos. El odio, por ejemplo, contra el feminismo y, en concreto, a las feministas, a las que se les acusa de feminazis; el odio hacia el LGTBI+ (homosexuales, bisexuales, intersexuales) y, en concreto, el odio hacia el matrimonio igualitario, el odio a la homosexualidad porque se considera que es una perversión natural o, desde el punto de vista religioso, un pecado o algo inmoral; el odio hacia comunidades inmigrantes, especialmente a los negros, islámicos, semitas… En fin, son una serie de manifestaciones que no creo que estén instaladas en la sociedad, pero sí en determinados colectivos que forman, como digo en el libro, una alianza. Colectivos de carácter religioso integrista con organizaciones políticas y partidos de la extrema derecha que se oponen a todo aquello que es diferente, que es pluriversal. Para responder a esas manifestaciones es necesario conocerlas y analizarlas en profundidad.

–El odio al que usted se refiere se enfoca desde un mundo global. ¿Y desde las áreas despobladas de Castilla? ¿Usted observa este mismo fenómeno?

–No, para nada. Creo que Castilla está especial y extraordinariamente protegida contra estas manifestaciones de odio porque está muy vinculada a la naturaleza, con la que conforma esa comunidad eco-humana, porque vive unas relaciones simétricas, de convivencia, de diálogo, de solidaridad y todo eso contribuye a fomentar comunidades plurales y abiertas que se caracterizan por esa comunicación horizontal, por ese diálogo permanente.

–Poco a poco, los pueblos de Castilla se están haciendo interculturales. Más allá del tema de repoblación, ¿qué pueden aportar las personas de otras culturas?

–La pregunta es qué pueden aportarse unas a otras. Lo que pueden aportar las personas inmigrantes que se instalan en nuestros pueblos rurales son concepciones de la vida mucho más vinculadas a la naturaleza, valores de carácter moral más participativos y compartibles, comportamientos más solidarios y, sobre todo, un extraordinario enriquecimiento, también religioso. Ellos no vienen con las manos vacías, no llegan con intención de ocupar nuestro territorio como a veces se cree; vienen buscando mejores condiciones de vida, trabajo o educación para sus hijos e hijas. Y creo que, en ese sentido, una de las grandes aportaciones que hacen también es la colaboración y, al mismo tiempo, son un factor de desarrollo económico y de integración social.

Religión

«La Iglesia pierde su identidad cuando se aleja de la pobreza o la marginación»

–Volviendo al tema global, la Iglesia Católica ha perdido un gran número de fieles en América Latina mientras que los grupos evangélicos han aumentado sus miembros. ¿Puede suceder este mismo fenómeno en España?

–No lo sé. Esa afirmación requiere una profundización. ¿Por qué la Iglesia Católica ha perdido seguidores en América Latina y se han incorporado a estos movimientos evangélicos? Creo que no es un fenómeno específico de América Latina. El arraigo que tiene allí la religión es más de carácter popular y liberador. El cambio que se está produciendo en América Latina es un intento por parte de Estados Unidos de ocupar ese territorio en realidad. Es un intento del imperialismo de ocupar no solamente territorio, sino las mentes de las personas creyentes. Ese Cristianismo liberador que se inició en los sesenta sigue vivo, si bien es verdad que ha perdido fuerza y se ha producido un proceso de secularización. Por lo que se refiere a España no sé qué puede pasar en el futuro, pero en la medida en la que la jerarquía católica y la Iglesia institucional no den respuesta a los grandes problemas que viven los sectores populares pues ciertamente van a perder clientela.

Sensible a los cambios

–Propone que la Iglesia se adapte a muchos movimientos sociales e los integre. ¿No puede perder su identidad si al final es semejante en todo a la sociedad?

–Nunca he dicho que tiene que someterse o adaptarse a la sociedad. Lo que tiene que hacer es ubicarse social y religiosamente en la sociedad en la que vivimos siendo sensible a todos los cambios y a todas las transformaciones. Pérdida de identidad, pero ¿qué es la identidad? La identidad del Cristianismo es precisamente el seguimiento de Jesús, la opción por los sectores empobrecidos y excluidos y el compromiso solidario de la lucha contra la pobreza, contra el cambio climático, contra las situaciones de injusticia. Su universalidad radica y se fundamenta en el seguimiento de Jesús, el Cristo liberador y la persecución de su causa.

Extranjeros

«Los inmigrantes no quieren ocupar nuestro territorio, sino mejores condiciones de vida»

––Finalmente, ¿qué recomienda a las diócesis envejecidas, como la de Palencia? ¿Hacia dónde caminar?

–En el ámbito de las diócesis envejecidas, nos centramos de manera preferente y prioritaria en el mundo de las personas mayores considerando que es un mundo que no mira al futuro, pero hay que pensar que estas comunidades nos aportan la memoria, el trabajo, la herencia, las costumbres y la mirada hacia el futuro. Esa alianza entre envejecimiento y juventud puede contribuir a una creatividad y una transformación enriquecedora de nuestros pueblos. La pérdida de vocaciones sacerdotales es una magnífica oportunidad para que surjan vocaciones laicales. Uno de los graves errores de las iglesias más conservadoras tradicionales es poner el acento en situar en el centro a los sacerdotes. Y otro gravísimo peligro del que alerta el Papa Francisco es el clericalismo. La ausencia de vocaciones es la mejor forma de pasar el testigo a los seglares, que son los que realmente conforman la comunidad cristiana.

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