Cáritas ya ha acogido este año en su centro de Palencia a 461 personas sin hogar
La organización, que detecta un incremento de los usuarios de entre 18 y 29 años y de los mayores de 70, apela a la sensibilización
Cáritas Diocesana ha acogido ya en lo que va de 2022 en su centro de Palencia a 461 personas sin hogar, el 88,5% de ellas hombres (408) y 137, en el grupo de edad entre 50 y 59 años. Son algunos de los datos que este martes facilitó la directora de Cáritas, Gloria Alonso, durante la rueda de prensa en la que se presentó la campaña que organiza desde hace 30 años para «hacer visible esta realidad y construir vínculos, ciudadanía» y que este año tiene por lema 'Fuera de cobertura. No dejes que se queden fuera'.
«El 30 de octubre es el Día de las Personas sin Hogar, y desde Cáritas promovemos una serie de acciones de sensibilización en torno a esta realidad para conocer más allá de estereotipos, de prejuicios, de esa cómoda indiferencia que nos deja tranquilos creyendo que es un problema que tienen otros o que es así porque se lo han buscado», señaló Gloria Alonso, que incidió en cómo el lema este año nos convoca «con dos partes».
«La primera parte es 'Fuera de cobertura', porque las personas que están en situación de calle tienen muchas dificultades para acceder a la red de cobertura social, pues hace falta estar empadronado; al sistema sanitario, porque pueden acceder a Urgencias pero no a un tratamiento; y a la cobertura legal, muy difícil también al no tener un domicilio. Y la segunda parte es 'No dejes que se queden fuera', porque detrás de cada número hay una persona con una historia de vida, de dolor, pero también de esperanza para construir espacios de encuentro», añadió Gloria Alonso, que incidió en actividades que va a llevar a cabo Cáritas, la primera de ellas este miércoles a las 19:00 horas, con una actuación musical y y un reparto de chocolate, y la segunda mañana a la misma hora con una mesa de experiencias de vida. El 5 de noviembre, sábado, concluirán con una jornada de puertas abiertas en Cáritas
Por su parte, Manuela Rubio, directora del albergue de Cáritas, recalcó que en lo que va de año «hemos tenido aquí a 461 personas y teníamos la perspectiva de que durante el año fueran unas 480 las que acudieran, pero van a ser más. Y llegan muchas personas nuevas, que no habían venido antes o que hacía muchos años que no venían por aquí, lo que habla de las carencias que vivimos», agregó Manuela Rubio, que incidió en la preocupación por el aumento de los jóvenes de 18 a 29 años que llaman a las puertas de Cáritas.
«Este año han venido ya 32, con problemas de patología dual, de adicciones, de menores institucionalizados hasta los 18 años y que muchos no acceden a recursos», afirmó Manuela Rubio. «El grupo mayor de personas que vienen es entre 30 y 69 años, a veces han tenido dificultades desde la infancia y otras las han tenido por la crisis, la pandemia... En este grupo hay muchas personas con dificultades en el terreno laboral, pueden ser muy buenos profesionales pero cuando hablamos de 40-50 años, es muy difícil que te admitan en el mercado laboral», apuntó.
«Otro grupo que nos preocupa y nos está sorprendiendo es el de las personas entre 70 y 89 años, han venido once y esto se va incrementando porque o no quieren o no pueden estar en una residencia, o porque vivir en un piso también es difícil», matizó.
Solteros o que viven solos
«La mayoría son personas solteras o que viven solos (viudos, con parejas rotas), sobre todo son españoles y luego hay europeos y de África y Asia...», apostilló Manuela Rubio, que destacó que en 2021 «vinieron 493 personas al centro de acogida» y que, por la covid, tienen aún restringido el número de plazas, ahora 21 sobre el total de 30 posibles «por el tema de espacios compartidos y habitaciones dobles o triples». «Antes de la pandemia vendrían cada año unas 600», concluyó.
También estaba ayer en la rueda de prensa Daniel, un hombre de 44 años natural de Melilla que es usuario del centro pero «con una perspectiva de futuro». «Con 16 años se divorciaron mis padres, me fui a vivir con mi madre y me empecé a juntar con amigos y a beber. A los 24 años caí preso y mis padres se murieron estando yo en la cárcel, cumplí cinco años de condena. A partir de los 30 estuve en centros por recaídas con la bebida y con la pensión por minusvalía que tengo me cuesta salir adelante. Cáritas siempre me ha ayudado y estoy muy agradecido», comentó Daniel.
«Ahora estoy en lista de espera para entrar en un centro de Badajoz. La vida de la calle es muy dura, no se la deseo a nadie», señaló.