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luis antonio curiel
Baltanás
Miércoles, 5 de febrero 2020, 23:59
Baltanás llora la muerte de uno de sus embajadores, Ciro Diezhandino Nieto, que falleció el lunes en Madrid, a los 87 años, y fue enterrado ayer en Baltanás. Natural de Castrillo de Onielo (1932), estuvo vinculado de un modo especial con Baltanás, donde tenía la casa familiar en la que pasaba largas temporadas. Este miércoles los baltanasiegos han despedido a uno de sus vecinos más ilustres, que ya descansa en el cementerio de la localidad en un panteón que él mismo diseñó con el lema 'Una vida para la danza', como resumen de lo que ha sido su trayectoria y su gran pasión.
Ciro Diezhandino ha dejado su impronta a una extensa generación, nacional e internacional, de bailarines a través de sus coreografías. En la década de 1950, audicionó y pasó a formar parte del elenco de bailarines del Teatro de la Zarzuela, de Madrid, con el coreógrafo Alberto Lorca. A Madrid llegó a los 20 años desde Valladolid, donde estaba estudiando Derecho, abandonando la carrera de leyes en el cuarto curso por su afición al baile. En el curso 1959-1960, formó parte de la compañía de Antonio Ruiz con actuaciones en París, Londres, Sudáfrica y por toda la geografía nacional. Al año siguiente, en 1961, fue contratado para bailar como solista en un afamado Tablao en Chicago.
En 1962, bailó en la Feria Internacional en Seattle donde fue seleccionado para aparecer en el primer 'Telstar' en directo América-Europa presentado por el presidente John Fitzgerald Kennedy. Durante esa década, bailó en los diversos Tablaos de América y Canadá, cosechando importantes éxitos, a los que se sumaron numerosos premios y reconocimientos.
En 1965, realizó la coreografía y bailó en la producción 'Olé, Olé', que se presentó en el 'Mairmaid Theater' de Nueva York. Esta obra recibió la Medalla de la 'Dance Society' de Nueva York por su éxito y ser, además, la obra de más larga permanencia de Broadway.
Ciro Diezhandino montó, dirigió y coreografió su propia compañía, con la que realizó largas y numerosas giras por los Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, Islas Vírgenes y otros muchos lugares, llevando siempre a gala la danza y el nombre de Baltanás. Formó a numerosos bailarines en España y ayudó a aquellos que no tenían recursos, pues Ciro era un hombre sencillo y generoso. Esta relación culminó con la actuación de Ciro y su compañía en el Lincoln Center de Nueva York en 1970.
A partir de 1973, Ciro Diezhandino coreografió tres grandes óperas, 'Carmen', 'La Traviata' y 'Don Quixote', dirigidas por la célebre Sarah Caldwell para la 'American National Opera Company', con cantantes de la talla de Marylin Horne y Beverly Sills, entre otros. Allí bailó como artista invitado.
Posteriormente, regresó a España y se estableció como maestro en el Ballet Nacional y luego en los estudios Amor de Dios. Durante las últimas décadas, Ciro Diezhandino coreografió numerosas obras, formó a numerosos bailarines y participó como jurado en distintos certámenes, dejando clara su pasión por la danza y llevando siempre con orgullo el nombre de Baltanás. Fue un hombre del mundo, de espíritu libre, que vivió con sencillez su fama que le llevó a los mejores tablados del mundo.
El mundo del flamenco llora la muerte de un maestro, por lo que le tributarán un homenaje póstumo en Madrid. También habrá algunos reconocimientos en Baltanás.
La localidad cerrateña se sumió en más dolor por la familia, ya que una hermana del bailaor falleció un día antes en Asturias, donde fue enterrada el martes.
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