«Hay 6.000 niños heridos en Gaza que han perdido a toda su familia»
La corresponsal de RNE en Jerusalén está informando en toda su crudeza sobre el conflicto bélico entre Hamás e Israel
Es corresponsal de Radio Nacional de España (RNE) en Jerusalén desde septiembre de 2022 y cubre el conflicto bélico entre Hamás e Israel desde que el 7 de octubre se lanzara un gran ataque desde la Franja de Gaza a kibbutz hebreos con cohetes y vehículos transportados. Con 25 años de ejercicio periodístico, Laura Alonso Colmenares, de 50 años y palentina de Paredes de Nava, estuvo el pasado año en la frontera de Polonia con Ucrania informando de las consecuencias de la invasión rusa en Ucrania y ahora intenta informar en toda su crudeza del enfrentamiento de los milicianos palestinos con las fuerzas hebreas, con dramáticos efectos para la población civil.
«Hemos estado bien en todo momento, más allá de los inconvenientes de que se suspendieran las clases y cerraran las tiendas y los organismos públicos. Durante las primeras semanas, Jerusalén, que es donde vivimos, se paralizó por completo, pero ahora está recuperando la normalidad, aunque sea parcialmente. Mi madre, que estaba pasando unos días con nosotros, lo ha vivido con muchísima serenidad, teniendo en cuenta que los primeros días sonaban las alarmas antiaéreas con frecuencia, se escuchaban constantemente las interceptaciones de los cohetes e, incluso, alguno impactó en Jerusalén. Como se han suspendido los vuelos comerciales, mi madre volvió a España en el segundo de los vuelos que envió el Ministerio de Defensa. Para ella, el momento de mayor nerviosismo fue cuando, estando en el aeropuerto, hubo un lanzamiento de cohetes desde Gaza y tuvieron que correr al refugio. Ello supuso además que el vuelto se retrasase varias horas. Tuvimos la suerte infinita de que voló con un par de amigos españoles, Juan Antonio y María, que se ocuparon de ella con mucho cariño», recuerda.
«Volaron hasta la base militar de Torrejón y allí la estaba esperando mi hermano», añade Laura Alonso, que tuvo que despedirse también y enviar de regreso a España a su hijo Nicolás, de 4 años.
«Cuando empezamos a tener noticias de la incursión de Hamás el 7 de octubre íbamos camino del fútbol, que Nico juega en un equipo los sábados por la mañana. Así que esa mañana hubo algo de nerviosismo porque, a partir de ese momento, yo ya estuve permanentemente en directo y él percibía que algo estaba pasando, diferente a otras veces. Aprendió a identificar las sirenas antiaéreas, las que avisan del lanzamiento de cohetes sobre Jerusalén, de las alertas que te llegan al móvil, que son incursiones o lanzamientos a otras ubicaciones», comenta.
«Como los primeros días las sirenas sonaban con frecuencia y no podía salir de casa, Nico me dijo: 'Mamá, vamos a comprar una chuche corriendo para que no nos maten y volvemos'. Y cuando su padre vino a recogerle, le dijo: 'Papá, vamos a la terraza, que desde ahí se ven los cohetes'». «En vista de que iba a ser imposible que volviera al cole en el corto plazo y teniendo en cuenta que yo trabajo en la frontera con Gaza, decidimos que era mejor llevarle a España por un tiempo. En su caso, también hubo un lanzamiento de cohetes sobre el aeropuerto así que se repitió la situación, tuvieron que ir al refugio y salieron mucho más tarde de lo previsto. Ahora les cuenta a sus amigos en España que yo trabajo en Gaza y que, en Jerusalén hay muchos zambombazos», agrega.
Laura Alonso insiste en el «cero dramatismo» en relación con el tema familiar. «Estamos todos bien y Nico lo ha asumido con normalidad, como parte de mi trabajo. Es un caos, pero nada más. Me ayuda mucho que Fran, mi pareja, entienda perfectamente las circunstancias de mi trabajo porque en su trabajo asume más riesgos y más imprevistos incluso que yo, así que somos un equipo perfecto para afrontar imprevistos, aunque a nuestras familias les llevemos por el camino de la amargura», asegura la periodista palentina antes de centrarse en cómo está viviendo la guerra desde su posición de corresponsal en la zona.
Sin poder entrar en Gaza
«La primera semana, en la que el grueso de la información estaba en los kibbutz masacrados por Hamás, pudimos contar las cosas de primera mano. El ejército israelí permitió a los periodistas, acompañados, acceder a los kibbtuz, pudimos entrevistar a las familias de desaparecidos y rehenes de Hamás e, incluso nos mostraron imágenes de las cámaras de seguridad y de las propias cámaras que llevaba Hamás. Eran entrevistas muy difíciles e imágenes muy duras, pero era información de primera mano. El problema, ahora es que el ejército no nos deja entrar en Gaza, así que lo máximo que podemos hacer es trabajar desde la frontera, desde donde está disparando la artillería», subraya.
«Lo que pasa en el interior nos lo cuentan los médicos, los trabajadores de organizaciones internacionales o los compañeros gazatíes que viven y trabajan dentro. Pero los medios internacionales no podemos entrar y eso es bastante frustrante», añade la periodista palentina, que hace hincapié en que el reportaje más difícil que ha hecho es sobre el 'fenómeno del niño herido sin familia superviviente'. «Es un fenómeno que conocí por el cirujano Ghassan Abu Sittah que trabaja en el hospital Al-Shifa, en la ciudad de Gaza, y que escribió en redes sociales que no hay lugar más solitario en el mundo que la cama de un niño herido que ya no tiene familia que le cuide. Hay más de 6.000 niños heridos en Gaza y muchos de ellos son el único miembro de la familia que ha sobrevivido a los bombardeos. Y aunque los sanitarios ponen todo de su parte para reconfortarles, están solos en los hospitales y cuando acabe la guerra van a tener que enfrentarse a una nueva vida como huérfanos».
«Durante todo este tiempo hemos estado en contacto con el destacamento de seguridad de la Guardia Civil en Jerusalén y con el vicecónsul, que no solo se han preocupado de nuestra seguridad sino que nos han cuidado con mimo y para Nico son ya parte de su familia. Además, yo tengo la suerte de estar rodeada de tres compañeros maravillosos de otros medios que, además de cargar con su propio agotamiento físico y mental, te ayudan a sobrellevar el tuyo: Sara G. Armas, Mikel Ayestarán y Alejandro Pérez», concluye Laura Alonso.