El nuevo obispo de Palencia ofrece colaboración para afrontar el paro
El agustino Manuel Herrero Fernández ha sido consagrado y ha tomado posesión en la catedral
fernando caballero
Sábado, 18 de junio 2016, 15:44
El religioso cántabro Manuel Herrero Fernández ha sido consagrado este sábado obispo y ha tomado posesión de la cátedra palentina, en una ceremonia celebrada en la catedral de San Antolin de Palencia. Después de una larga sede vacante, desde el mediodía de ayer, la Diócesis palentina ya tiene nuevo obispo, un religioso agustino que recibió ayer la consagración episcopal en una solemne ceremonia, celebrada en la catedral y presidida por el nuncio del papa Francisco, Renzo Fratini. Un obispo, Manuel Herrero Fernández, que viene de la vecina tierra de Cantabria, que es agustino, ha sido durante 17 años vicario general de esa diócesis y se ha presentado a los palentinos como un pastor que tiene ya una edad, según lo reconoció en su alocución, 69 años, pero también «débil, pecador, tímido y tembloroso».
Por eso no ocultó el «pálpito grande» que sintió el 5 de abril cuando le comunicaron en la Nunciatura de Madrid que el papa le proponía ser obispo de Palencia. Y ese pálpito lo sintió por los palentinos, pues, según recordó, se inició en la «experiencia humana, cristiana y vocacional» en Palencia, en el seminario menor de los agustinos.
El nuevo obispo palentino, tras recibir los atributos externos episcopales, el báculo, la mitra y el anillo, se ofreció a los palentinos como un servidor, con una actitud de asistir con los fieles «en el parto santo de engendrar hijos». «El obispo no es la Iglesia. La Iglesia es más que el obispo, y vengo a ayudar en la generación, parto, crecimiento y formación de sus hijos, hacer hombres nuevos y mujeres nuevas que sean sal, levadura y luz para una nueva sociedad y humanidad, porque no habrá civilización nueva, la del amor, sin hombres y mujeres nuevos con la novedad de Cristo», especificó. Y concretó el sentido de evangelizar: «Vivir la dulce y confortadora alegría de llevar el gozo del Evangelio, que es llevar la alegría del amor de Dios en Cristo y comunicada por el Espíritu Santo».
El nuevo obispo inició su intervención con numerosos agradecimientos a su familia, el resto de obispo y personas allegadas a él. Cuando llegó el momento extender la gratitud a las autoridades locales, provinciales y regionales presentes en el acto, expresó su deseo de «una sana colaboración, al servicio del bien común, el bien de nuestro pueblo, de todos y de cada uno, especialmente de los niños, enfermos, ancianos, excluidos, descartados y los jóvenes que tienen que emigrar de nuestra tierra por no encontrar trabajo». «Juntos tenemos que afrontar los problemas del mundo rural y el desempleo».
La ceremonia, que se ha desarrollado según el rito de consagración de obispos católicos, se ha iniciado en la iglesia de la Compañía, donde del obispo electo, arropado por el nuncio; el administrador diocesano, Antonio Gómez Cantero, y el obispo de Santander, el palentino Manuel Sánchez Monge, pronunció sus promesas de fidelidad a la Iglesia. Y si con un acto mariano se inició la consagración, terminó con otro, el canto de la Salve al final de la misa. El ya obispo de Palencia se colocó delante de la Virgen del Brezo, que junto a una imagen de San Antolín, decoraba el altar, para cantar la Salve.
En medio de estos momentos, ha tenido lugar la imposición de manos y del Santo Crisma y la entrega de los signos episcopales, el anillo, la mitra y el báculo.
El nuncio del Papa, en la homilía de la eucaristía, dijo que los obispos son «guardianes de lo que está fundado y custodios del depósito recibido». También se refirió Renzo Fratini a los prelados como servidores y comunicó al nuevo obispo de Palencia lo que Francisco pide a los obispos: «Capacidad de escucha y disponibilidad de tiempo».
El acto de consagración arrancó con una s palabras de bienvenida del administrador diocesano dirigidas al nuevo obispo en las que señaló que, por muy rico e importante que haya sido el pasado, lo que debe preocupar a todos es el presente. «Mirar atrás desde la nostalgia nos convierte en estatuas de sal, en cambio, si hacemos memoria viva seremos más sabios, más santos y más iglesia y pueblo de dios».
Al acto han acudido unas 3.500 personas, muchas de ellas llegadas desde Cantabia y Madrid, además de numerosos palentinos.