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José Corredor-Matheos.
«La obra de arte es fruto no de la voluntad y la razón, sino de la obediencia»

«La obra de arte es fruto no de la voluntad y la razón, sino de la obediencia»

José Corredor-Matheos cierra este jueves el VI Encuentro con la Poesía, que organiza El Norte y patrocina el Ayuntamiento de Palencia

fernando caballero

Jueves, 2 de junio 2016, 10:15

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El escritor José Corredor-Matheos, que cierra este jueves el VI Encuentro con la Poesía que organiza El Norte de Castilla con el patrocinio del Ayuntamiento de Palencia, ganó en 2005 El Premio Nacional de Literatura por su libro El don de la ignorancia y el de Traducción en 1984 por la antología bilingüe Poesía catalana contemporánea. Considerado uno de los poetas más importantes de la literatura hispánica contemporánea, en 2011 reunió su poesía en Desolación y vuelo. Después, ha publicado sin ruido, hasta ahora su último libro. Además de poeta, José Corredor-Matheos es uno de los más prestigiosos críticos de arte, con un conocimiento exhaustivo del arte del siglo XX. Su libro más reciente acaba de aparecer en las librerías con el título Corredor de fondo.

¿Por qué ha titulado las memorias Corredor de fondo?

Yo fui atleta de velocidad, y con el tiempo, al vivir tantos años, me he convertido en un corredor de fondo.

¿Un corredor de la fondo de la literatura?

Y de la vida.

¿Qué aspectos ha destacado en sus memorias?

He tratado de equilibrar y de hablar de todo lo que me parecía que interesa a la gente, porque uno de los grandes problemas es separar aquello que te interesa mucho a ti, a tu familia y a algunos amigos y lo que interesa al público en general. No he potenciado una cosa sobre otra, sino que he tratado de exponer lo que podía interesar, equilibrando todas las cosas que he hecho, que han sido muchas, demasiadas, porque me he caracterizo por mi dispersión. Lo que ha sido constante en mi vida ha sido la poesía desde los catorce años y la crítica de arte a partir de 1961.

¿Qué aporta en estas memorias? ¿Cómo ha sido su vida?

Al finalizar el libro, hay una página y media que es como una especie de colofón que se llama Como una película. Ahí hay una voz, que no es la misma, que explica las memorias. Es como una voz interior que me habla a mí, como si fuera otro. Ahí se habla de cómo ve las memorias y dice que lo ve como una película, solo que yo no he podido escapar de la película como el personaje de Woody Allen. En estas memorias me ha salido mucho humor, porque el humor es algo que tiene que salir o no, pero si te sale, el público lo agradece para que no todo sea tensión y profundidad, sino que haya momentos que pueden tener interés y profundidad si lo consigues, y que ameniza.

Arrancó su trayectoria literaria con formas clásicas y temas amorosos. Lo típico de un poeta joven...

El soneto luego lo he seguido cultivando de una manera más esporádica, y a veces con ocasión de poemas de circunstancias concretas, como un homenaje a un amigo. El soneto a veces es un juego de ingenio más que de verdadera poesía. El soneto lo siguen cultivando muchos poetas. Al principio, cuando eres joven, va bien para dominar el verbo, para controlar el lenguaje.

¿Por qué sintió la necesidad de evolucionar?

La evolución, para que sea auténtica y necesaria, no tienes que buscarla, sino que te tiene que salir. Como crítico de arte, creo que se ha llegado a un punto en la evolución, en las vanguardias, disparatado, porque se quiere cambiar por necesidad de cambiar, y esto viene impulsado por el mercado. En la novela, por ejemplo, hay años que se pone de moda en los premios literarios que la mayoría de los escritores que concurren hablan de un mismo tema que se pone de moda. Yo creo que eso es malo, porque no te sale, es una cosa que deseas, que te propones, pero la obra de arte en general, incluida la poesía, tiene que salir de dentro como cosa hecha, como un parto que ha durado tiempo, pero no puedes hacerlo por un capricho o un acto de voluntad. La obra de arte es fruto no de la voluntad ni de la razón, sino de la obediencia. Se obedece a una voz interior que te dicta las palabras. Son muchos los poetas importantes que dicen que oyen la música del poema antes que las palabras. Es como si te salieran hechos los primeros versos por un impulso interior, no por un acto de decisión.

¿Qué supuso encontrarse con la literatura oriental?

Surgió no por una decisión mía, sino por el interés que he tenido por la espiritualidad oriental. En el budismo y en el taoísmo no hay dogmas ni jerarquías. Simplemente es inclinarte hacia dentro y contemplar el mundo en profundidad, porque para esto tienes que meterte dentro de ti y verlo con todas tus potencias. Los orientales lo hacen de una manera que me parece especialmente atractiva y que no es distinta, en el fondo, de lo que han hecho los místicos cristianos. Me interesa la mística, pero de todas las religiones, porque todas apuntan y nacen de lo mismo, nacen de una visión interior. San Juan de la Cruz es el poeta de la literatura española más excelso y su obra no tiene nada que envidiar a los orientales, porque escribe una poesía tan desnuda y tan profunda que viene a ser la misma en todas las culturas en todas las épocas. Hay gente que se cree que nuestro tiempo es distinto del pasado. En la forma, sí, pero en el fondo no, porque el ser humano, desde que surge el homo sapiens, no ha tenido una mutación biológica. Tiene necesidad de amar y de que le amen, tiene miedo a la muerte y tiene cierto absoluto. La poesía responde a estas, por lo menos, cuatro necesidades de ser humano. Por eso nos interesa Horacio, Dante o San Juan de la Cruz, que todos son contemporáneos porque tocan el fondo nuestro, aquel fondo que no ha cambiado.

¿Y se ha mantenido en la poesía esencialista?

Porque es lo que me sale, después de un proceso que viene de mucho tiempo atrás. Lo curioso es que se parece a lo que yo hacía cuando escribía mis versos para mí y no había empezado a conocer a gente del mundo de la poesía. La experiencia mía como crítico de arte es que el pintor o el escultor, cuando empiezan, dan lo mejor de sí de una manera espontánea e inocente, y luego las influencias y el aprendizaje que reciben les van apartando y tardan tiempo a veces en recuperar la desnudez y la espontaneidad de su primera voz.

¿En qué momento se encuentra ahora?

Con la escritura de mis memorias, he escrito poemas de una manera más aislada. Ahora los vuelvo a escribir. En un poema escribí algo que Machado ya lo dijo con más autoridad, que el poeta es el que menos obligación tiene de hacer versos. No tienes que demostrar que eres poeta. Eres poeta o no, y si te sale y demuestras que eres poeta, bienvenido, pero en este momento escribo cuando quiero, no escribo más que nunca, y lo que estoy más que nunca es en una disposición de escribir porque no escribo más que aquello que me interesa, por ejemplo sobre arte, ensayo La prosa la escribo cuando me interesa mucho y estoy más abierto a la poesía, a que salga la voz.

Su último libro de poesía es Sin ruido. En él reivindica el silencio.

Está dentro de esta estética. Porque hay demasiado ruido en todo, en el exterior, en la ciudad, en Internet Todo está lleno de ruido. Y yo, que vivo en Gracia, con los follones que hay aquí por los okupas, también hay mucho ruido.

¿Con qué poetas conecta más?

Yo tengo afinidades con Antonio Gamoneda, Antonio Colinas que le acaban de conceder el Premio Reina Sofía de Poesía, con Paco Brines, el último Valente, que son autores que van por el mismo camino que yo en la poesía sencial, como también San Juan de la Cruz, la primera poesía de Machado y todo Juan Ramón Jiménez, que buscaba la poesía desnuda que dijo en un poema famoso.

El recital que ofrecerá en Palencia se celebra en la Fundación Juan Manuel Díaz-Caneja. ¿Cómo valora la obra de este pintor?

Lo conocí personalmente. Es un pintor que está en una línea parecida a lo que hablamos de la poesía, porque elimina del paisaje todo lo que sobra, y sobra casi siempre todo. Se queda con unas obras que son también muy desnudas y no esquemáticas, sino esenciales también. Me interesa mucho Díaz-Caneja.

Palencia conmemora este año el quincuagésimo aniversario de la muerte del escultor Victorio Macho. ¿Qué me puede decir de él?

Victorio Macho es un escultor importante, muy distinto de Caneja. Macho va por otro camino, pero hay muchos caminos distintos para llegar al arte. Si son verdaderos y profundos, llegan todos a parar a lo mismo. Victorio Macho tiene mucho interés. Personalmente, yo me inclino más por la línea de Díaz-Caneja en la pintura. Pero todos son válidos. No solo hay una vía regia. Cualquier vía que sea auténtica y sentida, se convierte en regia.

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