«Deseo transmitir mi visión del paisaje cerrateño desde la esperanza»

Germán López Bravo, conocido como El Cerrateño, nació en Bilbao hace 67 años, aunque toda su familia es oriunda de la comarca que le da el apodo y a la que sigue muy vinculado. Germán está volcado en la investigación de la historia de Valdecañas de Cerrato, pueblo en el que ha pasado muchos períodos de su vida y cuyos artículos aparecen publicados periódicamente en la revista informativa de Baltanás y Valdecañas de Cerrato Camino Llano. Otra de sus grandes pasiones es la pintura, como se refleja en sus obras y en las numerosas exposiciones que ha organizado en los últimos años. Sus cuadros se han presentado recientemente en el Centro Cultural Clara Campoamor, en Baracaldo, bajo el título Miradas impresionistas. Semblanzas palentinas, y ahora se expone en la sala Luis de Ajuria, de la Fundación Caja Vital Kutxa, de Vitoria, hasta el día 21.

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Para la primera exposición de este año elegí el centro Clara Campoamor, en Baracaldo, donde acudo representando también a la Casa Palentina en esta localidad. La exposición, que ahora se presenta en Vitoria, está formada por 20 óleos, y la mayoría corresponden a paisajes de mi querida tierra del Cerrato palentino. Trato de mostrar mis lugares queridos a través de la ventana de mis cuadros, y en esta exposición así lo certifico.

¿Cómo está siendo la acogida?

Francamente positiva, pues la afluencia de público está siendo masiva. En el libro de visitas, que suelo poner en todas mis exposiciones para que los asistentes puedan exponer sus comentarios, he podido comprobar que asiste público de muy diferentes edades. Un comentario que me ha hecho mucha ilusión leer es el de un niño de siete años.

¿Expondrá durante este año en la provincia de Palencia?

La verdad es que llevo varios años exponiendo en Palencia. En Baltanás, ya expuse en el Museo del Cerrato y en la Casa de Cultura; en la capital palentina, en la Sala Don Sancho y otros espacios. Siempre que puedo expongo en mi tierra, a la que adoro, y este año podría ser que hiciera una exposición en algún municipio de la comarca cerrateña, bien de forma colectiva o individual.

¿Qué es para usted la pintura?

La pintura es un arte, por lo que se le puede dar la dimensión que el artista considere oportuna. En mi caso, es una necesidad, un fin, un deseo de compartir con el público. Para unos será un oficio y para otros una afición. En mi caso, me mueve la necesidad de crear y compartir esa creatividad con los demás.

¿Cómo ha evolucionado su obra pictórica?

Según ha dicho algún crítico de arte, mi estilo podría parecer en principio fácil, pero no lo es, pues entienden que brota con fuerza de mi interior, de manera espontánea, cercana y natural. Dicen también que el que no haya tenido el marco formativo de una escuela, lo suplo con la manifestación de una inusual personalidad, que me ha llevado hasta un estilo propio, convirtiéndolo en una obra cálida y limpia. Mediante mi técnica de pintura al óleo, deseo transmitir mi visión del paisaje, especialmente el cerrateño, reivindicando la realidad de la esperanza, con estilo impresionista, que es el que me hace sentir más artista.

Pintura optimista

¿Se define como impresionista?

Es el estilo que me más me define y con el que me encuentro más cómodo. Maestros como Van Gogh, Monet, Manet, Degas, Renoir, Cézanne, Gaugin... o los españoles Sorolla, Regoyos o Rusiñol, son los que me atraen y me muestran el camino a seguir. Mi paleta quiere reflejar los contrastes, y con sus luces y sombras trato de incitar a realzar una pintura optimista.

El Cerrato es un tema constante en sus obras

Para mí es un honor ser una especie de embajador de mi querida tierra cerrateña, de lugares tan queridos como Valdecañas de Cerrato o Baltanás, entre otros pueblos a los que sigo pintando y pintaré, pues además de llevarlos en mi corazón, también los muestro al público mediante mis exposiciones, a lo largo y ancho de España, especialmente en el País Vasco. El Cerrato es una fuente inagotable de inspiración para mí. El hecho de que su aspecto visual sea cambiante en función de la época, amplía el abanico de posibilidades cromáticas. Para mi pintar la tierra castellana, especialmente los campos cerrateños, es fascinante. Ello no es óbice para que pinte otros paisajes, como los de mi querida tierra vasca o de la zona americana de Chicago y el lago Míchigan, lugares a los que viajo con cierta asiduidad, pues allí viven nuestros hijos y nietos.