El hilo rojo
«Son valiosos, sin más explicación, simplemente porque un hilo nos une a ellos con fuerza y de forma irremediable»
Hay personas que son especiales. Lo son porque tienen el don de saber tratar a cada persona como necesita. Saben cuáles son las palabras adecuadas ... en cada momento y sin preguntar entienden porque para mirar usan el alma, no los ojos. Tienen una intuición y un sexto sentido que interpreta emociones, detecta miedos y anticipa la alegría. Aman con calidad, algo que Erich Fromm consideraba que se puede aprender. La clave está precisamente en reconocer necesidades: abandonar el yo para abrazar el nosotros sin importar la relación que fundamente ese nosotros. Se trata de desarrollar ese sentido que permite detectar el lenguaje del amor que entiende el otro, como explica Gary Chapman, para conseguir que fluya la comunicación. Evidentemente todo esto requiere esfuerzo, tenacidad, introspección con sentido crítico y generosidad.
En Asia afirman que hay un hilo rojo invisible que une a las personas predestinadas a conocerse. Pueden formar parte de nuestra vida desde siempre o aparecer de repente como si siempre hubieran estado ahí. Son también personas especiales, pero porque sí, sin importar lo que hagan. Para el resto no son nada del otro mundo y tampoco tienen ningún don especial, pero «son», sin más calificativos, como ocurre con un hijo, con un padre, con un hermano… Son valiosos, sin más explicación, simplemente porque un hilo nos une a ellos con fuerza y de forma irremediable. Es un sentimiento difícil de explicar al que cantaron Tammi Terrell y Marvin Gaye. Para ellos no había «montaña lo suficientemente alta, valle lo bastante profundo o río lo suficientemente ancho» que impidiese estar cuando una persona especial te necesita. Es así, «estaré allí cuando tú quieras».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
