Submarinos a pedales

El Gobierno francés arde en deseos de venganza contra el australiano y el del tito Biden. La amenaza de la hormiga frente al elefante. Los ... oceánicos han revocado el jugoso acuerdo que habían sellado con los galos, lo que se denominó 'el contrato del siglo', en favor de otro más ambicioso y subyugado a los intereses estratégicos de EE UU frente a la disputa hegemónica china. El objeto del cabreo es la pasta y la pérdida de influencia. Australia iba a destinar 56.000 millones de euros a la compra de doce submarinos diésel-eléctricos de Macron, es decir, prácticamente el equivalente al gasto militar de Francia previsto para este año. Este tipo de sumergible está bien para chapotear en el arrollo del pueblo, pero insuficiente para librar lo que se avecina en pocos años con el gigante asiático. Biden los hace 'de los de verdad': nucleares y enormes. Más caros, sí, pero muy eficientes. De hecho, el uranio como combustible permite no tener que repostar en veinticinco años (su vida útil). El diésel-eléctrico precisa de abastecimiento en un par de findes. Ande van con el gasóleo, las pilas y la 'grandeur'.

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