Israel, 75 años a la basura
«El mundo civilizado no debe ser complaciente con la concepción que los ultras pergeñan para el país, cuyo dinamismo no tolerará semejante conspiración»
La periodista Marion Fischel ejerció como editora en 'The Jerusalem Post'. Hace días me dijo: «Lo importante es no odiarse». Se refería al clima de ... demolición de la democracia y a la fractura social que vive el país como consecuencia de la atmósfera irrespirable que ha sembrado Benjamin Netanyahu. 'Bibi', el hipocorístico con el que se le conoce allí, ejerce como mascarón de proa de una coalición ultraderechista que se nutre del 'quid pro quo': te mantengo al frente del gobierno, te blindo ante la justicia y tú admites la demolición del Estado y la legitimidad moral que lo sustenta. Por eso, cuando vi la comparecencia del delirante primer ministro celebrando el aniversario emblemático del surgimiento oficial de Israel, me escandalicé. ¿Celebrar qué y con quién?
Los actos de la onomástica comenzaron hace días acorde con el calendario hebreo; y según el gregoriano, el 14 de mayo en Occidente. No sé si la embajada en Madrid montará una recepción como en otras ocasiones. Aun así, el mundo civilizado no debe ser complaciente con la concepción que los ultras pergeñan para el país, cuyo dinamismo no tolerará semejante conspiración. Los judíos de otras latitudes no tragan con semejantes planes, que arrumban su esperanza de ver cómo la sustanciación de una tierra propia de la que no pudieran ser expulsados nunca más se pone ahora en entredicho. Como ejemplo, el 'lobby' judío no lucrativo J Street presiona a Joe Biden en Washington para que atornille a aquel gobierno golpista, sabedor de que ese entramado desbocado de odio atenta contra algo más que la estabilidad interior de Israel. J Street lucha por que el Estado hebreo reconozca el derecho de los palestinos a tener uno propio. Así los judíos podríamos celebrar algo más que arrancar una hoja del calendario.
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