Revuelta mapuche
Fuera de campo ·
«Es fácil entender que llenar una Constitución de palabrería bondadosa es más exhibicionista que eficaz. Una mayoría silenciosa lo ha entendido así en Chile y hay que celebrarlo»Lo que más ha desconcertado a la izquierda del rechazo popular a la nueva y ultra progresista Constitución de Chile ha sido el 'no' de ... la comunidad mapuche. Cómo han podido hacer tal cosa ellos, que eran expresamente beneficiarios del nuevo texto, tan preocupado por incluir todo tipo de nuevos derechos.
La reacción más suave a su decisión de 'votar mal' ha sido acusarles de desconocimiento y de dejarse manipular por las 'fake news'. Pero ha habido quejas mucho menos 'consideradas'. La izquierda del siglo XXI –a diferencia de la que algunos conocimos décadas anteriores– demuestra una escasísima capacidad de autocrítica real y tiene una peligrosa y empobrecedora tendencia a echar balones fuera.
El desconcierto por la 'rebelión mapuche' refleja bien el 'daltonismo moral' de esa progresismo que confunde buenos propósitos con buenos resultados y que se desentiende, con notable despreocupación, de las consecuencias reales de esos bondadosos deseos que la guían. Quizás a los mapuches les pareciera bien su expreso reconocimiento constitucional, pero de ahí a pensar que estarían entusiasmados con toda la retórica progresista de los nuevos derechos sobre igualdad de género, disidencias sexuales y paridad por imposición va un gran trecho.
Es difícil explicar, y menos en un artículo como este, por qué todos esos valores 'inclusivos' e 'igualitarios' lejos de ser evidentes contienen su propio y destructivo 'huevo de la serpiente'. Pero es fácil entender que llenar una Constitución de palabrería bondadosa es más exhibicionista que eficaz. Una mayoría silenciosa lo ha entendido así en Chile y hay que celebrarlo.
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