Recompensas vetadas
Editorial ·
La posibilidad de recurrir a estas 'loot boxes' representa una práctica poco edificante en sí misma
La decisión del Gobierno de prohibir por ley el acceso de los menores de 18 años a las llamadas 'cajas de recompensa' de los videojuegos, que permiten comprar con dinero las opciones de ser más competitivo, es pertinente ante la extensión de una forma de diversión que pueden desembocar en adicciones equiparables a las de las de las apuestas de azar; y hacerlo, además, a edades muy tempranas.
La posibilidad de recurrir a estas 'loot boxes' representa una práctica poco edificante en sí misma, porque su filosofía se basa en que es posible 'adquirir' las destrezas necesarias para mejorar en una actividad en principio meramente lúdica. Pero que esa opción de progresar sea a costa de invertir dinero extiende los riesgos de un potencial enganche patológico en niños y adolescentes.
Una vez más, la protección especial que recibe este colectivo en la vida real no debería atenuarse, suavizarse o simplemente desaparecer en la vida virtual. Una atención que no solo compromete a los poderes públicos, sino que interpela al entorno familiar y educativo de los menores para educarles contra la dependencia de hábitos nocivos y, en este caso, contra la banalización del esfuerzo y del mérito.
