Quedamos en el 'ascen'
Un ascensor con vistas al Acueducto, cómo cambia todo
Una de las primeras cosas que descubrí al llegar a Segovia hace ya veinte años es la carencia de ascensores en las viviendas. Buscaba donde ... acomodarme y me indicaron que en la mayoría de los edificios había que subir a patita, que es muy saludable y las escaleras ayudan a mantener el sabor añejo de la ciudad.
Terminé en un quinto piso sin ascensor donde, además de las piernas, ejercité los brazos, de subir a mi hija Carolina que, casualidades de la vida, siempre se dormía al llegar al portal y aún mucho más la memoria; comprenderán que era poco recomendable olvidar algo. Desde entonces tengo la habilidad de acordarme de todo y eso que solo permanecimos poco más de un año en esa atalaya. La instalación del ascensor era un pensamiento permanente en la comunidad, pero, como las promesas de los políticos, colisionaba con la cruda realidad: no era de interés general, que los ascensores no son bienvenidos por quienes viven en el bajo.
Y cual es mi alegría al saber que esa inquina con los elevadores parece haber desaparecido del sentimiento de la vieja Segovia y ahora se instalará uno, no en un edificio de viviendas, sino en plena calle. Público y muy público y además con vistas al Acueducto.
Mi hija, que comprenderán ya sube escaleras sola allá en su Cádiz, y las otras dos, segovianas de pro, han sido y son devotas de quedar en el 'Acue', así dicho. Ahora pueden evolucionar y dejar a un lado ese mamotreto antiguo de piedra y abrazar la modernidad para exclamar: ¡Quedamos en el 'ascen'!
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