Presupuestos con cuidadín
La deuda crece y la moral baja, el deterioro del mercado laboral va a más y la recuperación de los españolitos a menos
La Comisión Europea no es tan triunfalista como el Gobierno: el miércoles sus efebos y sirenas dieron el visto bueno con muchas reservas al borrador ... de presupuestos que le envió el Ejecutivo desde este légamo del cierre y el toque de queda. España ya arrastraba un endeudamiento público y unos desequilibrios económicos –dice Bruselas– que a buen seguro se verán agravados con la pandemia: vuelve, pues, el garbanzo en lontananza, y adiós al caviar de los yupis. La chavalería también se nos va a al paro, dice el comisario de Economía Paolo Gentiloni, y señala a nuestros triunfantes validos que andamos en desempleo de la juventud por encima del 40%. Como aquellos atlantes de fachada, que solo lo son de puertas para afuera, aquí en Moncloa se hacen un zoom vigoréxico ante Ursula von der Leyden y después se sueltan la barriga hinchada de la pobreza.
«Se invita a España a revisar periódicamente el uso, eficacia y adecuación de las medidas de apoyo», nos ha advertido el político romano a la vista de los planes y panoplias secretas remitidos por Sánchez. Por si este aviso fuese poco, el vicepresidente tercero de la Comisión, el letón Valdis Dombrovskis, dejó caer la sombra del veto, ha puesto en duda nuestra política fiscal nuestra temeraria decisión de retirar los ERTE o la ausencia de la muy deseada y nunca satisfecha condonación de impuestos a los que andan ya en bancarrota. La deuda crece y la moral baja, el deterioro del mercado laboral va a más y la recuperación de los españolitos a menos; la ciudadanía necesita volver al espacio sagrado de la confianza, a los balcones con Julietas y a los huertos con Melibeas. El de la recuperación se nos antoja como un remoto día, ya sin los dioses que antaño cuidaban de nosotros. Es la asimetría social, que se va clavando poco a poco en este caos inmóvil. Yo he puesto un anuncio por palabras: «País culto, hermoso y con rico legado, cuna de Cervantes y Velázquez, busca tecnócratas para sacarlo adelante». Amén.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión