Pollitos
Algo que decir ·
«Todo el mundo sabe hoy que la gripe aviar lleva años entre nosotros provocando decenas de muertos aunque sin aproximarse, ni de lejos, a la catástrofe sanitaria que estamos padeciendo»
Hace bastantes años, en casi todas las ciudades había tiendas donde se vendían pollitos que muchos papis compraban a sus niños para que jugaran con ... ellos. Servidor fue uno de esos progenitores que se gastó cuatro perras en uno que no hacía otra cosa que comer y descomer llenando el corral de detritus, por decirlo finamente. El bicho era inofensivo y nunca sufrió malos tratos, aunque no recuerdo cómo acabó aquella aventura que, en cualquier caso, no fue fácil para él.
Si lo cuento ahora, muchos años después, es para evocar aquel tiempo en el que un pío-pío no parecía tener mayor peligro que el de resbalar en las boñigas que soltaba, pero si los investigadores actuales nos hubieran advertido de que aquellas criaturas tan simpáticas podían ser portadoras de otra gripe más, lejos de adoptarlas las habríamos retorcido el pescuezo sin contemplaciones.
Todo el mundo sabe hoy que la gripe aviar lleva años entre nosotros provocando decenas de muertos aunque sin aproximarse, ni de lejos, a la catástrofe sanitaria que estamos padeciendo. Porque, al fin y al cabo, los pollitos y sus mayores son portadores de esa variedad de gripe, un virus distinto al covid-19 pero que también puede mutar y afectar a los humanos. Y una cosa es que lo caguen todo y otra que nos lleven a la UCI, con lo saturadas que están. De haber sabido esto cuando lo compré, el pollito sería un pollo y me lo llevaría asado.
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