El ocaso de la política
La censura política no es eficaz a medio plazo, desencadena el temor a la opinión pública y exige la prevención ante la libertad creativa de la voluntad popular
Cualquier ideología termina por ser opresiva para quien cree en ella como dogma inmutable. Cuando ser fiel a una ideología exige el uso de la ... violencia, la ideología deviene barbarie, y la razón es arrumbada por un instinto megalomaníaco, que es defensivo y autodestructivo.
La política muestra la grandeza y la miseria humana en dosis proporcionales e indiferenciadas. Lo políticamente correcto es moralmente incorrecto y suele basamentarse en la retórica, el fraude y la mentira. ¿Dónde ha quedado arrumbado el espíritu de la Gran Política?
La censura política no es eficaz a medio plazo, desencadena el temor a la opinión pública y exige la prevención ante la libertad creativa de la voluntad popular. Censura como sinónimo de mediocridad.
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La política rige el mundo desde los odios del pasado, y la fotografía del futuro está velada. El último suspiro político es un aliento aún ideológico, pero en la máscara de los rostros ya se adivina un grito angustiado que pide solidaridad en la letanía diaria del terror. En el velorio de la política lloran los hombres de Estado y los líderes de las naciones como plañideras estériles. La historia humana es un relato de sangre y ceniza, violencia y opresión. La humanidad es una oración rota.
El ocaso de la política es el opúsculo de mayor actualidad. Las potencias escriben el panegírico de esa defunción, es el sepelio de una de las Artes nobles que el humano ha inventado, las exequias de la inteligencia social.
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