Moncloa Goldwyn-Mayer
Nuestro Kennedy local trascenderá en un espectáculo de esos que tanto gustan al protagonista u horrorizan a quienes conservan el juicio
Mientras Sánchez viaja por Europa liderando no sabemos qué, España está paralizándose, incluso inquietándose. Nunca antes el país temió tanto al desabastecimiento en los colmados ... como hoy. Apenas hay productos frescos en las tiendas y la situación se tensará con el transcurso de la semana. Países de nuestro entorno han tomado medidas excepcionales para aplacar situaciones como la que padece el nuestro. Pero Sánchez parece fiarlo todo a inciertos supuestos comunitarios que no garantizan nada y a una reunión con el sector del transporte sin una agenda clara. La guerra ha agudizado la precariedad del campo y la pesca españolas, y ante este frente el Gobierno no blande una sola arma que alumbre una brizna de esperanza. También se desconoce qué consecuencias acarreará la decisión gubernamental de 'entregar' el Sáhara español a Marruecos, que ha soliviantado a los argelinos, que nos suministran gran cantidad de gas, similar al que llega desde EE UU.
Por eso causa estupor ahora la frivolidad de la grabación de un documental sobre el día a día del presidente y sus perros, y de quienes trabajan en La Moncloa, cuya inclusión en el mismo no deja de ser una coartada coadyuvante. Se rodará durante un año, sustanciado en cuatro episodios. La productora no confiaba en que el Palacio diese el plácet, pero ¿quién puede sustraerse ante una hagiografía tan golosa, habida cuenta de que la cabeza visible de la empresa es el exembajador de Obama en Madrid y el realizador, hijo de Paco de Lucía? Fiat lux.
Nuestro Kennedy local trascenderá en un espectáculo de esos que tanto gustan al protagonista u horrorizan a quienes conservan el juicio. Pero urge que el presidente comparezca en el Congreso para aclararnos la trama de otras películas con más enjundia.
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