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El diestro David de Miranda sale a hombros tras cortar dos orejas a su segundo toro en el undécimo festejo de la Feria de San Isidro. Efe

Otro milagro

«¿Entenderán alguna vez esto quienes, luciendo desparpajo, se proclaman lo que no son? »

Gonzalo Santonja

Valladolid

Sábado, 1 de junio 2019, 08:29

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«Mi corazón espera, /también hacia la luz y hacia la vida,/ otro milagro de la primavera», canta Antonio Machado en 'Campos de Castilla'. Y ciertamente con esa ilusión acudo por primavera a Las Ventas, cuando los carteles emplazan a toreros jóvenes con morlacos exigentes ante un público que, sobre una severidad a veces excesiva, también sabe entregarse cuando el milagro se obra.

David de Miranda, torero onubense que –primer milagro– volvió a los ruedos tras superar ese percance (así se llama en el argot taurino a las cornadas, restándoles importancia) de Toro que le tuvo casi un año postrado en el hospital de parapléjicos de Toledo, cogido en agosto de 2017 por un astado que le fracturó cuatro vértebras y le malbarató la médula, paralizado del cuello para abajo. Lesión sumamente dolorosa, la recuperación fue sobrehumana.

Y a partir de ese milagro, Miranda saltó al ruedo venteño para trabajarse otro, hombre de extracción humilde que se ha ganado a pulso unas oportunidades que solo le han llegado de ciento en viento. Con ochos festejos en 2018, los contratos para esta se contarían con la mitad de los dedos de una mano. Así pues, la tarde de San Isidro era su clavo ardiente. Agarrarlo con decisión y no quemarse, sí o sí. Y lo logró. Frente a un animal que, afortunadamente, salió de ensueño templó con honda limpieza sus embestidas poniendo el corazón en las muñecas y la emoción en el pulso. Segundo milagro.

Seguí su salida a hombros por la puerta grande desde la galería del tendido alto. Al fondo del gentío le aguardaba una furgoneta que, en comparación con la de sus compañeros, venía a ser lo mismo que un coche a pedales con respecto a un mercedes. Furgoneta de reparto, eso sí, recién pintada de blanco, pero con unas ruedas inenarrables. «Soy consciente de dónde vengo», declaró el torero, un hombre hecho a sí mismo. ¿Entenderán alguna vez esto quienes, luciendo desparpajo, se proclaman lo que no son?

Y cambiando de tercio, o en busca del tercer milagro. Este de puro sentido común: el de los pactos de gobierno en comunidades y ayuntamientos. ¿Se pondrán de acuerdo los partidos constitucionalistas? ¿Asumirán sus responsabilidades los partidos de centro derecha? Sería desastroso que defraudaran a la afición.

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