Modistas
Cada vez son más las jóvenes que se animan al noble arte de la vestimenta, sobre todo para novias e invitadas. Los diseños personalizados vuelven a estar de moda
Hay un rasgo claro que nos diferencia a las chicas de provincias: la modista. Quien más quien menos, todas hemos pasado por algún piso con ... olor a naftalina y ropa recién planchada a que nos claven alfileres en el costado. Yo todavía guardo el dedal de Muchita, la que me hacía los camisones con canesú de pequeña.
Estas mujeres, diseñadoras, costureras, remendadoras, bordadoras… simbolizan una época pasada que vuelve ahora bajo un extranjerismo mucho más chic, el 'atelier'. Cada vez son más las jóvenes que se animan al noble arte de la vestimenta, sobre todo para novias e invitadas. Los diseños personalizados vuelven a estar de moda.
Las nuevas artesanas, más modernas, sofisticadas, comparten todavía, por fortuna, más cosas en común con las antiguas modistas de barrio que con los grandes diseñadores que imitan. Te hacen esperar en el rellano de su pisín en el centro de la ciudad, te observan con la cita enrollada al cuello, te da vueltas a contraluz frente a varios espejos, toman nota en su libretilla y hasta te cogen cariño si te descuidas.
La gran diferencia es su clientela. Quedan pocas familias que bordan las sábanas o copian camisas y trajes de chaqueta. Y son fáciles de reconocer. Somos las que volvemos con nostalgia con recortes de las pasarelas de Milán o París para rehacer ese sari que compramos por hacer la gracia en Sri Lanka. Si ve una jovencita vestida con el patrón de un Armani, no lo dude, es el de una modista provinciana.
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