Modernidad subrogada
La vida es demasiado seria para estar escuchando vociferar a la Inquisición del siglo XXI sobre su postura 'woke'
Se reabre un debate que, aunque importante, parecer servir sólo para hacer de sonajero, mientras la que fuera madre de familia numerosa en pantalla protagoniza ... el tiberio del Congreso. Unos y otros, a favor y en contra de regular esta extrañeza, lanzan al discurso sus preocupaciones: el aborto, el machismo, el género, el consumismo, el edadismo.
El debate es complejo y poca gente está preparada para abordarlo. Como dijo Semper: «Hoy no se dan las condiciones para reflexionar casi de ningún tema, pero de este seguro que no».
¿Pero y cuándo sí? Lo que verdaderamente subyace de esta discusión es que la modernidad subrogada en la que vivimos nos produce incomodidad: lo distópico nos fascina y asusta a partes iguales. Adoramos la frivolidad de las hermanas Kardashian, aunque nos repugne verlas esperando a que den a luz por ellas otras mujeres en la habitación de al lado, mientras las socialités simulan el parto para resultar más 'naturales' en la foto.
Los mismos que aspiran a pertenecer a ese famoso uno por ciento, a ser personas consideradas con derecho a todo bien y a toda facilidad, son los que las critican ahora hasta la afonía. Que irónica es la hipocresía de nuestro tiempo. La vida es demasiado seria para estar escuchando vociferar a la Inquisición del siglo XXI sobre su postura 'woke'. Convendría volver a ver esta Semana Santa 'La vida de Brian' y acordarse de Stan queriendo ser Loretta y tener hijos. Como dijo Reg: «Es un símbolo de su lucha contra la realidad».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión