Marlaska y su 'levedad'
La aventura humana ·
Marlaska ha confundido los términos por los que nos regimos. Me refiero a que, empoderado, confunde delito con infracción administrativa, y eso es grave para un ministro y juezPersiste una tradición envenenada en España: los jueces estrella fraguan un espacio político y cautivan con su proyección. No se aplica un arel; basta ... con que tengas anclaje mediático para que un día tiren de ti. El caso de Baltasar Garzón constituye la epítome. Recaló en el PSOE de González y se estrelló ante su influjo. Hoy nos encontramos con Grande-Marlaska, un leguleyo que, como Garzón, proviene de la Audiencia Nacional, negociado al que compete la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. Marlaska no desplegó la misma complacencia popular que Baltasar; este último era un relaciones públicas genuino y proyectó su imagen para hacerse un espacio en un club. Marlaska es otra cosa, cuota gay incluida. Desempeñaba un empleo similar, más lejos de la llamada mediática, pero se ha ganado a pulso que le cuestionen.
Ayer hice un acto de introspección. Entré en casa y cerré la puerta. Inspiré. Como vivo en una democracia, pensé que el cerrojazo me salvaguardaba. No oculto nada, así que me sentí a salvo; pero la acechanza de mi ministro del Interior causa inquietud a otros, porque ha aventado la posibilidad de que la policía pueda vulnerar el derecho a la inviolabilidad domiciliaria, retorciendo e reinterpretando la ley. Marlaska ha confundido los términos por los que nos regimos; es una prima donna que hace acopio de poderes espurios. Me refiero a que, empoderado, confunde delito con infracción administrativa, y eso es grave para un ministro y juez. Si la policía judicial asume que no puede echar una puerta abajo si no se comete un delito flagrante, ¿quién puede amparar al titular de Interior? Solamente el astronauta Sánchez, que nombró a otro como (Duque) ministro, dotado de fondos humillantes. Ah: España no debe ser Polonia, que va por libre.
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