La maldita religión
La aventura humana ·
La ciencia es superchería pura: aumentan los terraplanistas, los negacionistas víricos y ahora los maradonianosNo existe ninguna posición más extravagante que la creencia en torno a una deidad intangible. Escapa a toda lógica que, en un mundo en el ... que el conocimiento se fundamenta sólidamente en el empirismo, sigan aflorando nuevas religiones o sosteniéndose férreamente las antiguas. El creyente no se hace preguntas rotundas contra su fe. En el monoteísmo la mera existencia de Dios se da por sentada. Incluso aunque entre en contradicción con la evidencia que plasma la ciencia; no importa: existe un ser que todo lo ve y que te echa una mano solo con inclinarte y rogarle piedad.
Es irrelevante si surte efecto, porque el creyente se aferra a la promesa de que será recompensado con el gozo del jardín de Edén, en sus múltiples visiones. Y este premio persiste en el ideario de cristianos, musulmanes o judíos. El ser humano busca una explicación a su existencia y, al no encontrarla, se deja subyugar por la fe, asumiendo su simplista digestión. Además, todas estas creencias mantienen un basamento poderoso, el miedo, que atenaza cualquier desviación. La tradición y la aceptación del temor hacia un ser invisible hacen el resto. Incluso el ateo cree, aunque desde la orilla contraria, convirtiéndose a su pesar en creyente.
La religión solo ha acarreado sufrimiento a la Humanidad, desencadenando masacres y envileciendo el necesario entendimiento entre los hombres. Ha envenenado la escuela, sembrando entre los inocentes una doctrina que coloca al impío en el infierno. Es más necesario que nunca que se conozcan las posiciones espirituales del resto para romper fronteras y estudiar la religión como un fenómeno social. La ciencia es superchería pura: aumentan los terraplanistas, los negacionistas víricos y ahora los maradonianos.
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