Tu madre fría o Alemania rica
Verá, señora, si Centroeuropa entra en recesión, aquí tendremos que bajarnos los pantalones más
Durante el estío, la mancomunidad de los gobiernos ha acordado tácitamente dejar que la gente disfrute del 'dolce far niente', tras aplicar la coartada de ... que llegan tiempos «complicados», que es algo así como edulcorar el 'crujío'. Sobrevuela cierta perversión infantil en la advertencia, pero el discurso procrastinador encaja como un guante en las sociedades acomodadas.Eso que se resume como 'Bruselas', ha convenido que hemos de asumir la solidaridad energética. Es decir, ante la previsible escasez de gas en las naciones industrializadas, los PIGS (es decir, los que fuimos intervenidos inmisericordemente durante la crisis financiera por quienes ahora tiemblan), de nuevo hemos de renunciar a nuestros anhelos calefactables. Al margen del desprecio que rezuma la acuñación del acrónimo, esas naciones de doctrina frugal en el gasto pretenden que los porcinos socialicemos la precariedad que devino tras el abrazo secular e interesado al oso ruso. Tal vez aduzcan la generosidad puesta en marcha con los fondos Covid, y que la pertenencia al club acarrea el paquete completo de beneficios y perjuicios, pero alguien en España tendrá que optar, temprano, por la posición favorable a nuestros intereses. Es difícil conjugar complacencia y amedrentamiento, porque la Historia toma nota. Si a eso añadimos el hecho de que Pedro Sanchez busca un empleo en otra parte, preveo que las ancianas españolas habrán de caminar más por el pasillo de lo que venían haciéndolo. Alemania debe mantener su estatus de potencia europea, algo que mi madre no alcanza a comprender. Ya habrá alguien que se lo explique: verá, señora, si Centroeuropa entra en recesión, aquí tendremos que bajarnos los pantalones más. Es una forma de aplicar árnica como otra cualquiera.
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