La pasión de uno de los nuestros

Que la Semana Santa es mucho más que una semana cargada de magníficos desfiles procesionales es algo que ya nadie duda.

Porque nuestra Semana de Pasión va mucho más allá, y para entenderla y vivirla, no solo hay que ser un hermano 'entusiasta', esto hay que llevarlo dentro. Es una vocación, igual que se vive el periodismo, la medicina o el sacerdocio, o al menos debería serlo.

Mi ídolo de juventud siempre fue el mítico Julio Vera, y aún hoy, sigo soñando con el solo de Silencio Blanco y con lo que significa para mi ese sonido único, es posible que muchos chicos de las actuales bandas me entiendan cuando digo esto.

Muchos entenderán también ese momento en el que el semáforo cambia a verde, y sales siempre con el izquierdo por delante, o que apuntes a tu hijo a la Cofradía antes incluso que en el registro.

Y es que dicen que la Pasión no acaba nunca y que siempre te acompaña, incluso hay quien va más allá y se aventura a decir que te protege.

Cuando salí de mi casa para irme a vivir a más de 800 kilómetros, la primera noche, una vez ubicado y relajado, escuché unas voces que me hicieron abrir la ventana y no era otra cosa que el ensayo de un paso. ¡No me lo podía creer! ¡La Semana Santa de Granada me recibía! Por supuesto bajé, y seguí el ensayo hasta el final.

Pero sin duda la auténtica esencia de la Semana Mayor está en las personas que te pone en el camino porque, aunque creamos que esto de la Pasión es diferente en cada lugar, no es exactamente así.

Ya me explicarán como un zamorano con un malagueño que no se conocen se tiren horas y horas hablando de lo realmente serio. O que una banda de Cádiz saque a todos los cofrades del mundo en Madrid y ponga la Plaza de Callao bocabajo. Y eso solo ocurre porque la Semana Santa es universal.

Yo conocí a Luis Jaramillo a cinco días del inicio de la Cuaresma en el año 2012, en La Bañeza, en un pregón de Carnaval que magníficamente declamó el genial Fernández Sobrino, director emérito de Atresmedia. Aquel día charlamos de todo durante la cena, y Luis me contó que todos los Miércoles de Ceniza viajaba a León, concretamente a San Isidoro, desde donde daba el pistoletazo de salida a lo que muchos entendemos como el tiempo feliz y entrañable de la Semana Santa. Y poco más…conseguí entrar en la lista de difusión de sus elegidos que cada mañana disfrutamos de esa universalidad de la Pasión, convirtiendo los madrugones en sonrisas y sobre todo en recuerdos.

El próximo viernes Luis exaltará la Semana Santa de Valladolid desde su Catedral, constituyendo el acto más importante de la Cuaresma. Una acertadísima y merecidísima elección que, conociendo al exaltador, sin duda gustará, removerá y emocionará. El broche de oro a una brillante trayectoria al frente de la Cadena Cope en nuestra Comunidad.

Porque no hay mayor honor y satisfacción para 'uno de los nuestros' que llamar a la Semana Santa, abrir las puertas que durante un año han estado cerradas, mover los corazones, emocionarnos y llevarnos a la niñez, y recordarnos a los que ya no están, haciéndonos pensar qué hacemos con los que sí están. Porque un pregón no es un conjunto de frases hechas y unidas. Esto es algo muy serio, donde se habla de la esencia, de las emociones y de los sentimientos sinceros, aquí no hay mentira.

Y si encima mezclamos lo vocacional, la medicina, el periodismo, la radio y la verdad, el éxito está asegurado. ¡Que sea Enhorabuena!