Municipales a la vista
«Es verdaderamente extraño que en las elecciones más cercanas, donde el grado de conocimiento de los candidatos, de la gestión, de los proyectos, etcétera, es mayor, la participación se reduzca»
A tiro de piedra están; de aquí a un mes escaso, el domingo 28 de mayo, están marcadas en el calendario las elecciones municipales en ... todos los municipios de España, y también en algunos casos las elecciones regionales. Curiosamente, no en el nuestro, pues en nuestro Estatuto de Autonomía no está dicho (como lo está en el de Madrid, por ejemplo) que, si hay disolución anticipada y nuevas elecciones al Parlamento autonómico antes de que finalice la legislatura en curso, no se inicia una nueva legislatura, sino que el nuevo Parlamento elegido sólo dura el tiempo que faltara de la legislatura interrumpida. En nuestro caso es lo contrario: aquí, si hay elecciones anticipadas, se inicia una nueva legislatura completa. Eso es lo que ocurrió: hubo elecciones anticipadas de febrero de 2022, por lo que no toca celebrar elecciones autonómicas hasta febrero de 2026, salvo que el Presidente de la Junta decidiera otra disolución anticipada en cualquier momento, que quién sabe. También es conocido que ni en Andalucía, ni en Cataluña, ni en Galicia, ni en el País Vasco, habrá ahora elecciones autonómicas; estas comunidades, por razones de la configuración histórica del modelo autonómico, tienen su propia dinámica electoral y han ido celebrando sus propias elecciones en diversos momentos. Así que nuestra referencia son las elecciones municipales, ni más ni menos. Y, por su evidente cercanía, y por su interés, es este momento oportuno para echar un vistazo al panorama y al ambiente en que van a celebrarse, creo que bastante particular y distinto del que concurrió en ocasiones anteriores.
He querido empezar destacando que aquí no habrá elecciones regionales porque es la primera vez que esto ocurre y convendrá preguntarse si es una circunstancia influyente en algún sentido, o simplemente un hecho indiferente. Cuando coincidían, se decía, y estaba bastante comprobado, que cubrir muchos Ayuntamientos con candidaturas municipales mejoraba la expectativa autonómica porque la decisión de voto era primordialmente municipal y luego se trasladaba a la opción autonómica; pero también era cierto que, en las elecciones regionales, con una candidatura en cada provincia se cubría todo el espacio electoral y, a diferencia de las municipales, todos, y en todos los sitios, podían votar la opción regional preferida. Si una y otra circunstancia llegaban a contrarrestarse entre sí, lo más probable es que la falta de coincidencia tenga un efecto neutro en cuanto al voto, pero será curioso observar a posteriori cómo ha funcionado la experiencia. Y, sobre todo, será interesante comprobar cómo haya podido influir en la participación y qué consecuencias haya tenido esto.
Sabido es que en las elecciones municipales no se suele alcanzar un elevado nivel de participación; seguramente por razones diversas, que quizá tengan que ver con la menor polarización comparativa que se da en este ámbito respecto del ámbito nacional. En este momento, la política autonómica está especialmente polarizada como consecuencia de la composición del Gobierno regional. Es probable que, por ese motivo, la coincidencia hubiera estimulado el voto, también con efecto indirecto en la participación municipal. Al no producirse esto, es previsible que el nivel de participación, que ha rondado el 65% como media de la serie histórica, se mantenga en esos parámetros, siendo así que en elecciones generales se sitúan en torno al 75%. Es verdaderamente extraño que en las elecciones más cercanas, donde el grado de conocimiento de los candidatos, de la gestión, de los proyectos, etcétera, es mayor, la participación se reduzca. Veremos qué ocurre en esta ocasión por la indicada circunstancia.
El otro asunto a considerar es la influencia que pueda tener el ambiente de la política nacional sobre el voto, y sobre el resultado, municipal. La teoría de la no extrapolación y de la diversidad municipal frente a la uniformidad nacional en cuanto a las opciones presentes está muy desarrollada; la propia asimetría de estas opciones (es peculiar el caso de Sumar, que puede ser decisiva después, pero no concurre ahora, lo que hace que parte de sus integrantes estén asociados con posibles adversarios futuros) llama la atención; la no correspondencia, en fin, de los escenarios políticos, uno más personalizado, sobre todo en lo que atañe a los candidatos a las alcaldías, especialmente si ya son alcaldes, frente a otro escenario más ideologizado en el ámbito nacional, también funciona.
Todo eso es cierto; pero también lo es que el ambiente de la política nacional está polarizado y tenso como nunca lo estuvo, que las elecciones generales están próximas, que estas municipales pueden tener un efecto sobre ellas, cumpliendo una función orientativa por anticipado, y que todo ello puede influir de manera efectiva. Tal vez no sea una influencia cuantitativamente importante; sin embargo, puede serlo cualitativamente. En las elecciones municipales se eligen concejales en cada Ayuntamiento y, en función de la población, en número elevado; la proporcionalidad y los cocientes de la Ley D'Hondt hacen que unos pocos votos permitan ganar, o perder, uno o dos concejales, y, con ello, la mayoría, si el resultado es muy ajustado, que es lo que ocurre con frecuencia. De modo que una pequeña influencia de lo nacional, lo mismo que un pequeño trasvase voto a opciones que, por sí mismas, no alcanzan representación porque no superan la temida barrera del 5% de los votos válidos emitidos, puede tener un efecto decisivo en el resultado final.
Muchos otros aspectos podrían considerarse ahora, a priori, y muchos otros habrá que analizar a posteriori, después de las elecciones. Tiempo al tiempo. Las elecciones municipales son siempre un tanto equívocas: el resultado general en votos y en concejales puede quedar absolutamente trastocado a la vista del resultado en las grandes capitales, como también en las Comunidades Autónomas que celebran elecciones. No falta mucho para comprobarlo. De momento, ojalá que todo transcurra en un clima de debate democrático: intenso, constructivo, respetuoso.
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