Incertidumbre y miedo
La aventura humana ·
Los franceses se han lanzado a las calles en legión en protesta contra la reforma del sistema que pergeña el presidente de la RepúblicaSi nadie lo remedia, en poco más de un decenio la pobreza aumentará hasta convertirse en insoportable. Con unos Estados cada vez más hipotecados por ... la deuda, se antoja que en Occidente quienes disfrutaron de una vida más o menos digna, mantenida gracias al empleo, mutarán en seres acuciados por la precariedad. Nadie puede asegurar que el pago de una pensión decente a la clase trabajadora se sustancie en una prestación que permita su sostenimiento vital, que cubra al menos las necesidades esenciales.
Los franceses se han lanzado a las calles en legión en protesta contra la reforma del sistema que pergeña el presidente de la República. Emmanuel Macron está decidido a llevarlo a cabo y ha advertido a la gente de que, si sus planes no se implantan ahora, quienes le sucedan aplicarán medidas más drásticas. Aunque desconozcan con exactitud el alcance de las reformas, nuestros vecinos, más ricos y con las cuentas más saneadas que las nuestras, toman París para que no se lleven a efecto, por si fueran tan letales como la guillotina.
En España parece que no tenemos ese problema, o al menos eso se desprende de la inacción que refleja la clase política, enfangada en asuntos más prosaicos. Pero la realidad contable destila que nuestro país será incapaz de satisfacer las necesidades de los pensionistas (actuales y venideros) antes de lo que pensamos. Desde los despachos la estrategia se centra en la emisión de más deuda para sostener nuestro Estado del Bienestar.
El problema que acucia a esta vieja nación se resume en que la precariedad del empleo y las nefastas perspectivas demográficas no podrán amparar a un amplio sector de la población en un futuro cercano. Se desconoce quién posee la varita mágica que alumbre soluciones a este asunto. Lo innegable es que el sistema no da más de sí tal como lo habíamos conocido. Tras parpadear unas cuantas veces, veremos por las calles ejércitos de pobres dando aldabonazos en las puertas de los palacios. Sobrevendrán las algaradas y las fuerzas de seguridad tratarán de acallar el clamor, con algunos muertos.
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