RIP Georgie

Sí, habrá más veranos después de Georgie Dann pero parece que su muerte quedará como una anécdota a pie de página cuando suyo fue el mérito de darle empaque musical al estío. Porque después de Georgie Dann, este Aznavour del mojito y el arrimarse, habrá, insisto, más veranos, pero las canciones serán peores y aplaudiremos que no nos encierren anticonstitucionalmente en casa cuando salgan las amapolas en la cuneta.

Georgie, si hubiera querido, hubiera hecho un hit con una dulzaina, pues la música popular, la de las horas antes de la resaca, es mucho más digna que la de Rhodes, con esos aires que se da el muchacho. Mi perro Lupo, que me domina el Spotify, anda con un listado de sus canciones memorables y otras ignotas, y en la gasolinera, desde que murió el casette, ya no lo veíamos cuando iba llegando junio.

España le debe mucho a Georgie Dann: esos garitos en la tierra de nadie, con whiski en vaso de tubo y el artista ahí, sonando, cuando íbamos o volvíamos de Orense a no sé qué cosa. España le debe a Dann mucho más que a Sánchez, y no sería mala idea irle poniendo una estatua en Torremolinos y en Benidorm, y un retrato suyo, como los de Franco, en estos sitios de bodas, bautizos y comuniones que yo ya no frecuento por mis nostalgias anticipadas de amores. Muerto Dann, hundido Pepelu Ábalos, empieza el tiempo de lxs burócratas moralistxs.

Que Dios se apiade de nos/nas.