Georgia se aferra a un futuro en la UE

Miles de habitantes de Tiflis se movilizaron ayer por tercer día consecutivo contra la ley de agentes extranjeros que impulsa su Gobierno y les aleja del futuro en la Unión Europea que respaldan de forma mayoritaria. La norma, más que inspirada en la que sirve desde 2012 a Rusia para liquidar cualquier disidencia, persigue incluir en una lista negra a las ONG con respaldo internacional, entre las que figuran entidades de supervisión electoral, contra la corrupción y medios independientes. El ambiguo anuncio por los partidos del Ejecutivo de que retirarán la iniciativa, aprobada en primera lectura en el Parlamento, solo logrará credibilidad si el legislativo la rechaza en una segunda votación y no se fuerza a la presidenta Zourabichvili a tener que vetarla, como ha anunciado durante una crisis que la ha sorprendido de visita oficial en EE UU.

Bruselas ha negado a Georgia el estatus de candidato a la adhesión por las dudas sobre su Estado de Derecho e independencia judicial. Una firmeza democrática que debe conjugarse con el aliento a las aspiraciones de la población. El icono de las protestas de estos días es una mujer que se enfrenta a los cañones de agua enarbolando la bandera de la UE.