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Ibarrola
Crónicas del manicomio

Dar la palabra

Con la edad te vas volviendo mucho más experto en esa actividad, tan curiosa y vital a la vez, que consiste en barrer la cabeza para recoger las palabras que se resisten

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 27 de junio 2025, 06:59

Algunos usos de la palabra, desaparecidos o casi desaparecidos, despiertan mucha nostalgia. Recuerdo que mis padres, al hilo de un conflicto de alquileres con el ... dueño del piso, una vez llegados a un acuerdo solo obtuvieron como documento acreditativo esta respuesta solemne: «Tienen mi palabra». Nadie dudaba entonces de la idoneidad del procedimiento, incluso en estos dominios legales donde los arrepentimientos parecen inevitables. Hoy el gesto de dar la palabra, más allá de su uso formal para ceder la voz a quien corresponda por turno, solo tiene utilidad moral en el ámbito privado. Aun así, pese a la restricción sufrida, sigue siendo bello y tranquilizador escuchar a la gente decir «te doy mi palabra», «palabra de honor» o «no faltaré a mi palabra», como garantía de verdad y testimonio de la promesa formulada.

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