X Aniversario de Laudato Si', mucho más que un alegato ecológico
«La encíclica sigue teniendo toda la actualidad de hace diez años. No la podemos dar por amortizada, ni cristianos, ni no cristianos. No es que nos juguemos mucho en esto; nos lo jugamos TODO, el ser o no ser de las grandes mayorías y de las futuras generaciones, la existencia de un planeta habitable»
Félix A. Revilla SJ
Director de INEA. Universidad Pontificia Comillas. Coordinador de la Comisión de Ecología Integral de la Provincia de España de la Compañía de Jesús
Sábado, 24 de mayo 2025, 08:45
Con tanta información vaticana con motivo del fallecimiento de Francisco y el nombramiento de León XIV, parece que estamos un poco saturados en los medios ... de comunicación para seguir leyendo de temas cercanos. Corramos con el riesgo de que al ver el título de este artículo den ganas de seguir adelante sin leerlo, pero nos animamos a escribirlo, sencillamente porque es necesario.
No podemos dejar pasar de largo este X aniversario de la promulgación de la encíclica Laudato Si'. La encíclica sale a la luz cuando iba a tener lugar la cumbre de París que alcanzó algunos acuerdos históricos, aun por cumplir. Pero lógicamente no es ese el motivo de esta carta. En los primeros meses de su publicación ya alcanzó el récord de ser la encíclica más citada de la historia de la Iglesia. Hoy ese récord es estratosférico en el ranking de documentos eclesiales y papales. Por algo será.
Pero tanta fama adquirida es culpable en parte de que el público en general funcione con tópicos y, ya de paso también, que otros intenten manipular intencionadamente sus contenidos para desactivarla. Porque es una encíclica que molesta. Y a la vez es muy poco leída despacio y en profundidad. No nos hemos enterado de la potencia que tiene este documento. Hoy a los diez años conviene recordar algunas líneas importantes.
1.- No es una encíclica sobre ecología. Es del Magisterio Social de la Iglesia y además, dedicada a todas las personas, sean creyentes o no. Y ya en el capítulo primero titulado «Lo que le está pasando a nuestra casa común» cuando indica los principales problemas que afectan a nuestro mundo elige siete, de los cuales tres son ambientales y cuatro son sociales. Sobran pues comentarios que quieren banalizarla indicando que el Papa se metió en ecología, en cosas de gente ecofriendly, que no dejan de ser adornos y que no van a los temas esenciales que afectan a la humanidad. Los problemas de este mundo son socioambientales, porque todo está unido, todo está conectado. De eso habla Laudato Si'.
2.- El capítulo más importante, diferencial y de mayor impacto social es el capítulo tercero: «Raíz humana de la crisis ecológica» donde hace una severa crítica al sistema dominante (quiero evitar adjetivos como capitalista, porque es más que eso). Un sistema que destruye el planeta por abuso del consumo, que crea injusticia, desigualdad, abuso de poder, violencia, guerra (hoy mismo en plena destrucción de Gaza y Ucrania) y que la encíclica lo llama el paradigma tecnocrático, queriendo indicar que es a través de la tecnología donde los poderes económicos de este mundo ejercen su dominio, poniendo a la política también a su servicio. No sentó nada bien en muchos ambientes privilegiados este capítulo que nos obliga a todos a confrontarnos con esta descripción y ver dónde estamos situados. Un mundo con unas mayorías empobrecidas, una clase consumidora global que nos comemos los recursos de los países pobres y también nos aprovechamos de su mano de obra y estamos provocando una crisis ambiental sin precedentes y unas minorías ultra privilegiadas que acumulan enormes cantidades de riqueza aprovechando nuestro consumo.
3.- Ya nos advierte la encíclica que de ese paradigma sólo cabe la solución de salirse de él. No intentemos aprovecharnos de sus comodidades y desde ahí intentar cambiar cosas. Es un paradigma absorbente que nos engulle. O se está con él, o se está fuera de él. «No se puede servir a Dios y al dinero», dijo Jesús hace dos mil años. Hay una fuerte invitación al pensamiento crítico sobre lo que nos venden cada día y los intereses que hay detrás. El paradigma tecnocrático es capaz de darle la vuelta a todo y aparecer como lo más de lo más en material de ecología y sostenibilidad (greenwashing, etc.). Resumiendo: invitados a ser contraculturales respecto a esta cultura dominante.
4.- La propuesta de la encíclica es la conversión ecológica, que podemos llamar también la transición ecológica. Hay que emprender el camino del éxodo, de salida, de mudanza, hacia el paradigma que propone la encíclica de ecología integral. Este término, puesto sobre la mesa por el Papa Francisco, enfatiza que las soluciones a este gravísimo problema de la humanidad no pueden ser parciales. Esas soluciones abarcan todo y todo tipo de actividad, de pensamiento, de proyecto, sea cultural, urbanístico, social, industrial, económico, personal, etc. debería entrar en ese proceso de Transición. Economía del bien común, Economía Ecológica, transición fuerte. Construyamos una nueva cultura, un nuevo paradigma, en el que quepamos todos. Necesario pues un cambio de mentalidad. No hay otro modo.
5.- Diez años después sigue ganando la partida el monstruo del paradigma tecnocrático. Y la encíclica sigue teniendo toda la actualidad de hace diez años. No la podemos dar por amortizada, ni cristianos, ni no cristianos. No es que nos juguemos mucho en esto; nos lo jugamos TODO, el ser o no ser de las grandes mayorías y de las futuras generaciones, la existencia de un planeta habitable, de una comunidad humana armónica y fraterna. El mismo Francisco en Laudate Deum se quejaba de que las reacciones estaban siendo «insuficientes ante un mundo que se desmorona».
6.- Es momento de definirnos dónde y con quién queremos estar. Los cristianos que debiéramos ser los primeros en alistarnos «en singular batalla» que diría Don Quijote, miramos demasiado para otro lado, y en realidad no nos comprometemos, porque nos gusta nuestro estilo de vida cómodo y occidental. Con no poca razón, Wendell Berry en El fuego del fin del mundo indica que las propias iglesias y oenegés que parecen denunciar los males del capitalismo, en el fondo no quieren que cambien las cosas porque viven de ese mismo mundo que critican.
La encíclica nos pone a todos en la encrucijada, descubre nuestras vergüenzas y connivencias ante el reto más importante de la humanidad. No decidirse y no comprometerse con el cambio es ya una opción por el mundo en el que actualmente vivimos y sostenemos. No hay posible neutralidad.
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