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Escritor de palabra-río

Escapa avivó el viento de la literatura por el horizonte infinito de estas tierras desde el arco iris de las ilusiones, nunca se arredró frente a las dificultades

Gonzalo Santonja

Valladolid

Sábado, 26 de octubre 2019, 09:49

Debí de conocer a Ernesto Escapa en los tiempos de Maricastaña del franquismo crepuscular, pero nuestra relación solo se afianzó durante los albores de la Transición, cuando él, que ya entonces ocupaba el epicentro de muchas iniciativas y de aún más quimeras, me sumó a la nebulosa de una revista de vanguardia literaria y política para la que recuperó el título de una cabecera efímera de la Edad de Plata: 'El tiempo presente'. Apoyada aquella aventura frustrada con recelo desde los alrededores de UCD, el capital líquido que la sustentaba, que tampoco era el de Creso, se nos derramó bajo las estrellas de las noches madrileñas de la movida.

En esa encrucijada de las letras y el compromiso creció nuestra amistad, fortalecida cuando Ernesto acampó en Valladolid, jefe de gabinete de Justino Burgos, consejero de Educación y Cultura en el primer Gobierno de Castilla y León, presidido por el socialista Demetrio Madrid, políticos intachables. Las cosas como fueron: él acabó con la carcoma cultural de la comunidad y removió las aguas estancadas del posfranquismo. Qué personalidad tan curiosa la suya, en equilibrio entre la imaginación y el pragmatismo, siempre con la ironía a flor de labio y el pensamiento encendido.

De su cabeza salieron la idea y el programa de aquel I Congreso de Literatura de Castilla y León, desarrollado en la ciudad de Gamoneda, Antonio Pereira o Mateo Díaz en 1985, en cuyas sesiones intensas y acaloradas empezó a reconocerse la obra de poetas y novelistas que enseguida se alzaron con la primacía de la república literaria. Y codo a codo, entre los dos y con Alejandro Sarmiento, sacamos adelante el II, celebrado en Burgos en 2003, cuya importancia está cabalmente recogida en el libro publicado por Ámbito. Y ha sido precisamente cuando el III Congreso comenzaba su andadura, otra vez en su León, el momento fatal de Ernesto Escapa.

En 'Las aventuras de Jeremías Johnson', película de Sidney Pollack, se enuncia un lema que define su trayectoria: «Déjate llevar por el viento y no pierdas nunca de vista el horizonte». Y es que Escapa avivó el viento de la literatura por el horizonte infinito de estas tierras desde el arco iris de las ilusiones, nunca se arredró frente a las dificultades y poseyó el tesoro de las quimeras. Cronista del Duero y escritor de palabra-río, qué sombra la suya tan alargada. Lo echaremos de menos.

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