Venezuela, otro año de frustración

El año transcurrido desde las elecciones celebradas en Venezuela el 28 de julio de 2024 ha devuelto la mirada, también en España, a la convulsión sufrida por el país aquella jornada y muchas de las transcurridas desde entonces. Y, sobre todo, lo hace a la frustración de comprobar cómo el régimen chavista que en este trance histórico encarna Nicolás Maduro se perpetúa en el poder, mientras buena parte de la comunidad internacional no reconoce la legitimidad de aquellos comicios bajo la sombra del pucherazo y no cesa la represión sobre la disidencia. La asilada figura del candidato opositor en las urnas, Edmundo González, clamando en el desierto desde Madrid alimenta la desconfianza sobre el modo en que la diplomacia española fraguó el pacto con Caracas para la salida del referente venezolano amenazado en su integridad personal. Y el descubrimiento de que el intercambio de denominados «presos políticos» entre las Administraciones de Maduro y Trump, bajo auspicio del expresidente Rodríguez Zapatero, ha dejado en libertad al asesino –un exmarine con origen en el país sudamericano– de tres personas en la capital española constituye un elocuente episodio de cómo el chavismo ha vuelto a recomponerse gracias al blanqueo de su impunidad.