Movilidad subvencionada
El Gobierno habrá de controlar la gestión efectiva de dichas ayudas, su retorno y fomentar otros tipos de movilidad para dar respuesta efectiva a los retos de la transición energética
El Gobierno ha presentado esta semana el Plan Auto 2030, la nueva hoja de ruta dotada de 1.280 millones de euros para impulsar la industria automovilística en España. Una de sus novedades es la centralización de la gestión de las ayudas para la compra de vehículos electrificados, que se descontarán directamente del precio en el momento de la compra. Con ello se pretenden resolver los actuales retrasos —de hasta 18 meses— en la entrega de subvenciones antes gestionadas por las regiones. También se contemplan medidas para la industria: 300 millones para el despliegue de puntos de recarga y 580 para investigación. El plan, calificado como una «oportunidad histórica» por las patronales del sector, busca apuntalar la evolución tecnológica para incrementar en un 40 % el valor añadido del sector en una década. Es sin duda de una iniciativa audaz para incrementar la competitividad del automóvil, pero no debe limitarse a su anuncio: el Gobierno habrá de controlar la gestión efectiva de dichas ayudas, su retorno y, además, trabajar en otros planos —fomentando, por ejemplo, otros tipos de movilidad— para dar respuesta efectiva a los retos de la transición energética y digital sin comprometer su autonomía industrial.