Matonismo en Oriente Próximo
«Enfangado en la matanza interminable de civiles en Gaza y al frente de un Gobierno minoritario por la salida de los ultraortodoxos de Shas, Benjamín Netanyahu se disfraza ahora de defensor de la minoría drusa»
Desde la caída de Bashar el-Asad, en diciembre pasado, Israel se preparó para controlar Siria a base de convertirlo en un Estado fallido y dividido. En siete meses el ejército hebreo llevó a cabo un millar de ataques aéreos y de artillería contra su vecino y cientos de incursiones terrestres, que le permitieron apoderarse de casi 200 kilómetros cuadrados de territorio que sumar al Golán ilegalmente ocupado. La destrucción de los arsenales de misiles bloqueó la represalia del todavía débil poder interino sirio y allanó el camino al bombardeo de ayer contra el palacio presidencial, el Estado mayor y el Ministerio de Defensa en Damasco. Enfangado en la matanza interminable de civiles en Gaza y al frente de un Gobierno minoritario por la salida de los ultraortodoxos de Shas, Benjamín Netanyahu se disfraza ahora de defensor de la minoría drusa en la provincia de Sueida; un grupo al que en casa excluye de la ley de nacionalidad. Como resulta impensable que Tel Aviv dé un paso así sin apoyo de EE UU, el líder sirio Ahmed al-Shara comprueba lo que vale el apretón de manos de Trump. Y sus padrinos Turquía y Arabia Saudí reciben un nuevo mensaje del matonismo que decide en Oriente Próximo.
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