Desinformación se escribe con X
La lucha contra la desinformación y la no difusión de contenidos ilegales no es una alternativa entre varias posibles para los gigantes digitales, sino una obligación legal
La lucha contra la desinformación y la no difusión de contenidos ilegales ya sea por su carácter violento, hacer apología del terrorismo o incitar al odio no es una alternativa entre varias posibles para los gigantes digitales, sino una obligación legal. La UE acaba de regularla a través de una ley que prevé fuertes sanciones a quienes la vulneren. Los indicios de que X –la antigua Twitter– lo ha hecho pese a la advertencia expresa de la Comisión para que extreme la vigilancia a fin de evitar manipulaciones de la opinión pública tras el ataque de Hamás a Israel y ante la proximidad de las elecciones europeas han supuesto la apertura de una investigación. Los cambios en los sistemas de verificación introducidos por su dueño, Elon Musk, han rebajado los filtros y convertido la red social en una poderosa máquina de propagar noticias falsas con material creado a partir de inteligencia artificial, escenas de videojuegos y cine o imágenes antiguas. X no puede eludir la responsabilidad inherente a una de las principales fuentes de información en la era digital, ni ignorar por más tiempo el código voluntario de buenas prácticas de Bruselas del que salió en mayo en un anticipo de su peligrosa deriva.