Efímera juventud
Después de las palabras ·
«Tal vez a los jóvenes no haya que arrumarlos con discursos y amenazas, sino con la acción reflexiva»Por qué se rebelan los jóvenes? ¿Por qué desoyen a las instituciones? Los jóvenes saben que todo lo que se les pide tiene un precio, ... y que lo tiene todo lo que se ofrece, aunque las máscaras que gobiernan la economía, y por ende la política mundial, mueven a engaño. El mero hecho de vivir ya no es gratuito. Es un hecho históricamente refrendado que el mundo económico, social, político y personalmente afectivo hace tiempo que ya no es posible salvo en la riqueza y el poder.
El joven de las ciudades se siente como el pez que recorre con tristeza el acuario, no tanto porque su espacio vital se haya limitado cuanto se siente vigilado por ojos extraños. Tal vez a los jóvenes no haya que arrumarlos con discursos y amenazas, sino con la acción reflexiva. No olvidemos que somos sombras de pensamientos bajo la efímera tersa piel de la juventud. Esa joven nube de pálpitos desbocados que sobrevuela nuestra sociedad se deshace tarde o temprano, el joven intuye que de las ruinas emerge, pese a todo peligro, un punto de luz, el latido de un corazón nuevo.
Las manos inocentes que se creen invencibles dejan de ser blancas una noche cualquiera con el desvarío de ingenuas ilusiones que recorre todos esos corazones juveniles cuando descubren un mundo violento, una sociedad descreída, una civilización desgarrada, un humano sin atributos. Ser joven no es un privilegio ni un estorbo, la juventud es naturaleza del tiempo que se encarna y deja huella de su perenne paso.
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