Dirán que exagero
Nuestro barco a la deriva solo endereza el rumbo con votos a los partidos que, frente al toreo político de salón, se arriman a los problemas
Cuenta Jacinto Benavente en 'La ciudad alegre y confiada' la perdición de unos ciudadanos que, alegremente entregados a los manejos de sus gobernantes, de repente ... se encontraron ante la catástrofe, víctimas de las equivocaciones de aquellos y víctimas sobre todo de su propia despreocupación. Continuación de 'Los intereses creados', se trata de un alegato teatral convincente contra la desidia y la irresponsabilidad.
Cuenta Manuel Chaves Nogales, biógrafo de Juan Belmonte, cronista veraz del cainismo de esa guerra incivil que algunas malas personas han convertido en materia sectaria y anotador clarividente de 'La agonía de Francia', que «la revelación más sorprendente y espantable» del derrumbamiento y entrega de nuestros vecinos a los nazis durante la II Guerra Mundial «ha sido la indiferencia inhumana de las masas», cuya «inconsciencia colectiva» desembocó en un «proceso claro, evidente, de acabamiento, agonía y descomposición».
Y cuenta Eduardo de Ontañón, hagiógrafo del general Miaja y periodista de combate en aquel ardiente y sangriento verano del 36, que con las tropas sublevadas avanzando a sangre y fuego por las tierras de España todavía comían opíparamente en Choko, uno de los restaurante más selectos de la capital, especialista en cocina vasca, «un ministro y una elegante entretenida, escritores conocidos y políticos populares», además de «algún combatiente» patibulario de la retaguardia. La demogresca de la vanidad, la república de la inconsciencia.
No sé, algunos dirán que exagero y ojalá tengan la razón de su parte; por mí que no quede. Pero lo cierto es que desde hace tiempo me domina la sensación de que aquí y ahora, así de tejas abajo como tejas arriba, crecen la desidia, la irresponsabilidad, la dejación de funciones, la inconsciencia y el mirar para otro lado, con muchos y muchas despreocupadamente absorbidos por las redes sociales, de Facebook a WhatsApp o al invento de moda, colgando monerías y repitiendo consignas que, a fuerza de repetidas, acaban tomando por suyas.
Mientras tanto, la cuestión catalana no cesa de empeorar ni la situación económica de deteriorarse. Jornada de reflexión, esta es la mía: la orquesta siguió tocando con el 'Titanic' hundiéndose. Nuestro barco a la deriva solo endereza el rumbo con votos a los partidos que, frente al toreo político de salón, se arriman a los problemas.
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