Detrás de un gran hombre
Don Ramón Menéndez Pidal, al lado de doña María Goyri, doña María, al lado de don Ramón. Así por el camino de la vida como por los versos del romancero tradicional
«Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer», reza un manido dicho que, a mi entender, no siempre refleja la realidad. ¿De ... dónde procede? No, desde luego que no, de nuestro gran refranero, pozo de exactitudes inmemoriales. Groucho Marx lo esperpentizó así: «Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, y detrás de esta su esposa»; y yo sencillamente lo corregiría, quitando «detrás» para poner «al lado»: «Al lado de un gran hombre siempre hay una gran mujer».
El cambio se me impuso ante esa imagen de Ramón Menéndez Pidal, padre de nuestra filología, y María Goyri, la segunda mujer española con estudios de Filosofía y Letras (entre clase y clase no podía permanecer en los pasillos y en el aula la sentaban en el estrado, junto al profesor y separada de sus compañeros), en su viaje de novios por la ruta del Cid: luna de miel al amparo de las estrellas y en la plenitud de Castilla, a pie y cayado en ristre. Él, con la mirada hacia la infinitud; ella, con los ojos clavados en el suelo, atenta a esos guijarros humildes del camino que tan hondamente supo cantar León Felipe: «Piedra aventurera», «pequeña y ligera», que «un día de tormenta/ te hundes/ en el cieno de la tierra/ y luego/ centelleas/ bajo los cascos/ y bajo las ruedas». Piedra a piedra y verso a verso, Ramón Menéndez Pidal y María Goyri siempre avanzaron juntos.
La foto, que es muy conocida, ahora mismo ocupa un lugar destacado en la exposición 'Ramón Menéndez Pidal, paisaje de una vida', de la Fundación Menéndez Pidal/Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, instalada en el Palacio de la Isla de Burgos, residencia que fue del general Franco durante la guerra incivil y los primeros meses de la posguerra (desde mayo de 1937 a octubre de 1939), años adversos para don Ramón y doña María, en especial para ella, considerada por los servicios policiacos de la dictadura «persona de gran talento, de gran cultura (y) de una energía extraordinaria, que ha pervertido a su marido y a sus hijos. Muy persuasiva y de las personas más peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más robustas de la revolución», o sea, persona 'personalista', como posiblemente dirían ahora los inquisidores de vocación cautelosa.
Don Ramón Menéndez Pidal al lado de doña María Goyri, doña María al lado de don Ramón. Así por el camino de la vida como por los versos del romancero tradicional, en los ecos de las leyendas cidianas o en busca de los orígenes de la lengua. Qué corto se me queda ese manido dicho de que «detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer».
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