Virus misteriosos

Si el ciudadano pasea tranquilamente o se sienta a leer junto a las estatuas del Campo Grande, pongamos por caso, se vuelve más sensato y su proceder será más consonante con la paz mundial. Y esto los señores del «necesario gasto en defensa» no se lo pueden permitir. La comunicación internacional es una exclamación estridente, un exabrupto amenazante, y a la dame commissaire, musulmana suní, su 'paguita' paneuropea de 22.334 € mensuales (268.012 anuales) le ha alcanzado para decirnos, entre risas, que llevemos en el bolso una navaja suiza, una botellita de agua, barritas energéticas, el cargador del teléfono y hasta una baraja de cartas. Por si nos aburrimos entre explosión y explosión.

De pronto, por Rusia se extiende ya un extraño virus, que hace toser sangre a los infectados, pero todo es alto secreto. Igual el kit lleno de chuches y artilugios de la señora Lahbib nos va a hacer falta porque ya lo habían previsto. En este enlaberintamiento diario de anuncios catastróficos sacan partido siempre las élites pudientes, vociferantes y tronantes que nos planifican la vida. Pero que nadie alce la voz, no vaya a ser que nos cancelen los wokes. Amén.