Ciudadanos, en la cuerda floja
Ante las malas perspectivas de su partido para el 10-N, Rivera se abre a pactar con el PSOE
Metidos ya en campaña electoral, pintan bastos para la formación de Albert Rivera. Es difícil encontrar alguna previsión indulgente con la cosecha que Ciudadanos ... recoja en las urnas el 10 de noviembre, y es evidente que su cuestionado líder no ha hecho caso del viejo proverbio: «Procura que tus palabras sean dulces y suaves por si tienes que tragártelas algún día».
Y se las está tragando. Rivera pretendió ser el primero en la carrera de mandar a tomar viento al presidente en funciones. Eran los tiempos en que Pablo Casado (PP) había llegado muy lejos. Incluso había calificado a Pedro Sánchez de ser «el mayor felón de la historia democrática de España». Y el líder de Ciudadanos no quiso quedarse atrás.
En la anterior campaña electoral, Rivera proclamó solemne que en ningún caso pactaría con Sánchez. Fue un anticipo de su voluntad de dar el 'sorpasso 'al PP. Ya entonces, su vocación centrista hacía aguas. Debía de tener claro que ser un todo terreno político, adaptable a otros espacios ideológicos, era lo que le convenía.
En 2006, se había definido como «honrado, idealista y sin complejos». Y proclamaba el perfil del partido recién fundado que él lideraba, Ciutadans: «No somos nacionalistas, recogemos la tradición socialdemócrata, no somos conservadores, somos liberales, centro izquierda moderado y de concepto clásico». Sus sucesivos replanteamientos ideológicos parece que han dejado en el desván esa cierta vocación socialdemócrata, haciendo buena aquella frase de Groucho Marx: «Estos son mis principios, si no le interesan tengo otros».
Sus obsesiones contra Pedro Sánchez y su aversión a pactar con los socialistas han decrecido en los últimos tiempos. Ante las urnas que se abrirán el domingo, Rivera ha puesto la mano en el freno. Y ahora, Ciudadanos estaría dispuesto a pactar con el PSOE, pero no a integrarse en el Gobierno.
Mientras, el partido socialista echa cables en el caladero del centrista indeciso. En el próximo debate de investidura, la posición del grupo parlamentario de Ciudadanos (alcanzó 57 escaños en abril) incluso puede ser útil al presidente en funciones.
Para no perder el ánimo, Albert Rivera ha prometido que el 10 de noviembre su partido «dará la campanada». Para varios expertos, unos dos millones de antiguos votantes centristas dudan si repetirán papeleta. Al parecer, su fidelidad de voto es bastante gaseosa.
Como gaseoso es el futuro político de Rivera, si cuando se recuenten los votos los pronósticos se confirman. A pesar de las sonadas deserciones que ha sufrido Ciudadanos, continúa pisando fuerte dentro del partido un grupo de militantes de talla que no dejarán vacía la silla del líder. En todo caso, Rivera ya ha asumido con gallardía su posible derrota. Si cae, no se agarrará a la silla.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión