Cambio de usos
Con P de Palencia ·
«Pisar por el Monte el Viejo suele tener como premio el regreso a la ciudad con el aroma del tomillo en la suela de los zapatos»Pisar por el Monte el Viejo suele tener como premio el regreso a la ciudad con el aroma del tomillo en la suela de los ... zapatos.La visita a ese espacio verde, que a punto estuvo de perderse hace años por un incendio, ofrece muchas posibilidades en sus distintos espacios, tanto el entorno de la piscina en el área del refugio hasta adentrarse en lo más profundo, en dirección a la Casa Grande para dar una vuelta por el circuito deportivo, que permite un paseo tranquilo con una distancia fácil para cualquier edad y condición física. Y quizá, si hay suerte, se podrán ver algunas de las especies habitantes de esta zona verde, sobre todo rapaces y, por supuesto, conejos. Si la visita se hace con sigilo y en día tranquilo podrá divisarse algún jabalí que se refugia en la arboleda del acecho de los cazadores en otras partes del páramo más descubiertas.
Lo que ya no será posible es parar luego en la Casa Grande para disfrutar de un almuerzo con el resto de paseantes, ni tampoco compartir un porrón de cerveza mientras se come una bolsa de pipas y se divisa el panorama de la ciudad desde la Casa Pequeña. Ambas han perdido su condición de espacios para la hostelería porque cada vez menos personas suben al monte. ¡Qué le vamos a hacer! Es consecuencia del cambio en las costumbres. Si antes los fines de semana la familia se preparaba para ir allí con la manta y la tortilla para pasar el día a la sombra de una encina, hoy los hijos y nietos de aquella familia hacen casi lo mismo, pero en otros sitios, porque la mejora de las comunicaciones lo permite. El desplazamiento en automóvil es la fórmula más utilizada y el tiempo de viaje se ha reducido. El Monte el Viejo tendrá por tanto otros fines para que se mantenga su valor como patrimonio de la ciudad.
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