En buena hora
«Los técnicos de Castilla y León, en esta ocasión los de la empresa Uffizi, están a la cabeza y ocupan la vanguardia mundial en este tipo de intervenciones»
Si mal no recuerdo, corría el mes de mayo del año pasado cuando saltó la noticia: en la Catedral Vieja de Salamanca, que es una ... maravilla, los trabajos de limpieza y desmontaje en la capilla de Santa Bárbara acababan de alumbrar, detrás del retablo, la sorpresa de unas pinturas murales góticas que quitaban el hipo, confirmando la pista apuntada hacia años por el historiador Antonio Ledesma de que por el humo se conoce el lugar del fuego, entendiendo aquí por humo unos trazos de color y algunas letras.
O sea, una vez más se cumplía aquello de «Nuestro Señor Jesucristo nació en un pesebre/ ¡donde menos se piensa salta la liebre!», afortunadísimo ripio de José María Carulla, catalán afincado en Granada, un místico según Antonina Rodrigo que vivió humildemente en la ermita de la Misericordia de la Plaza de los Lobos, carlistón y dramaturgo, ingenio que con la pluma se atrevía con cuanto se terciase, incluso con la Biblia y la Divina Comedia, obras mayores que 'puso' en versos desenfadados, verbo (poner) que utilizo a la manera de aquella letrilla satírica del gran Quevedo: «Sabed vecinas/ que mujeres y gallinas/ todas ponemos,/ unas cuernos y otras huevos», y nuestro Carulla, ripios.
El cabildo catedralicio y la Junta de Castilla y León se movilizaron sobre la marcha, encomendándose a unos técnicos que supieron encontrar la solución para cada problema y discurrieron una estructura móvil que permite ver a la vez el retablo del XVI y el mural del XIV. Proclámese en voz alta, con orgullo y sin complejitos, repitiendo los parabienes del consejero de Cultura, Javier Ortega: los técnicos de Castilla y León, en esta ocasión los de la empresa Uffizi, están a la cabeza y ocupan la vanguardia mundial en este tipo de intervenciones, las cuales inevitablemente son caras, muy caras, porque la excelencia siempre cuesta dinero. Así las cosas, la factura del caso se ha ido a cuatrocientos sesenta mil euros, posiblemente cuatrocientos sesenta mil euros de los mejor invertidos en mucho tiempo.
Acuciados por mil urgencias, con muchas más necesidades de primer orden que recursos, los presupuestos de la Junta de Castilla y León dan para lo que dan, de modo que no cabe pedir peras al olmo. Pero la verdad es que las inversiones en patrimonio y cultura se muestran en todos los sentidos super rentables. Cualquier felicitación se quedará corta.
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