Bésame, abrázame
LA AVENTURA HUMANA ·
«En el pasado enero aterrizó un coronavirus del que no vamos a olvidarnos jamás»Hicimos un mal negocio con China. La avaricia y una ambición desmedida condujo a Occidente a deslocalizar la producción de sus bienes, trasladándola al ... gigante asiático. Se ahorraban costes salariales y las cuentas de resultados solo hacían que creer, mientras se empobrecía a la población trabajadora y su tejido industrial. Era el Dorado moderno. La gente comenzó a viajar a ese país a hacer negocios y viceversa. Era la globalización, la apertura de nuevos mercados, en concreto, 1.300 millones de potenciales clientes y una mano de obra en origen pagada a precio de semiesclavitud. Casi todo el mundo sacaba tajada del nuevo paradigma. Pero el entramado asiático-occidental ha trocado en devastación.
Hace algunos años saltaron todas las alarmas con el surgimiento del virus de la gripe aviar que amenazaba al mundo acomodado. Las autoridades hicieron acopio de vacunas. La gente comenzó a echar pestes contra la OMS por su connivencia con los laboratorios. Finalmente, la pandemia no eclosionó. Hasta que en el pasado enero aterrizó un coronavirus del que no vamos a olvidarnos jamás. Los expertos coinciden: las heces de los murciélagos contagian a otras especies que son vendidas en los mercadillos callejeros chinos sin control sanitario. El virus medró en la cadena trófica y se instaló en humanos.
Hace tiempo, la ONU envió a Irán oleadas de inspecciones para controlar su programa nuclear, que (decían) amenazaba al mundo. Pues bien, cuando todo esto pase, habrá que hacer algo similar e instar a China a que erradique ese tipo de mercadeo. Necesitamos abrazarnos con normalidad.
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