La batalla de Madrid

En este partido, que sigue tras la moción de censura en la oposición, que su secretario regional, que no líder, Luis Tudanca, revalide el cargo orgánico está en manos de la ejecutiva federal. Las entusiastas dirigentes tudanquistas Ana Sánchez y Patricia Gómez se han apresurado a vocear a los cuatro vientos (literalmente lo de vocear) que a 'su' Luis ni se lo toquen. Así se aseguran otros cuatro años a partir de 2023, en el peor de los casos a 94.000 euros al año con sueldo público en la Cámara regional o, vaya usted a saber las carambolas postelectorales, como integrantes de la Junta. Vamos, que como se juegan la mamandurria, la pelea interna va a ser sangrienta. Mientras, la docilidad de Tudanca ante Ferraz ha hecho que los ciudadanos de estas tieras hayamos tenido que tragar, de boca de sus adláteres, la estridente aseveración de que salió de la censura con un indubitable liderazgo social (sic). Además de mentira –Tudanca es al liderazgo lo que Vladimir Putin a las obras pías– eso es un insulto a quienes desde hace un año ostentan el verdadero liderazgo social: el personal sanitario (médicos, enfermeros, celadores, trabajadores de ambulancias...), los transportistas y los agricultores y ganaderos.

Para que Tudanca renueve de secretario regional o mucha mano tiene el portavoz del Senado, Ánder Gil, único defensor de Tudanca en la sede federal socialista, o muy malas son las encuestas de este partido en estas tierras, y entonces nadie querrá quemarse a lo bonzo en el cartel a la Junta en 2023.

Cosa distinta es lo que pase en el centro-derecha. Ciudadanos, en evidente descomposición, puede recibir la puntilla el 4 de mayo en Madrid. De ser así, un encierro de los sanfermines puede ser una broma ante la estampida de dirigentes del partido naranja.

Y ahí el principal beneficiado será el PP. Que ganará Ayuso en Madrid no lo discuten ni las encuestas de Podemos. Que vaya a gobernar es otro cantar. Para eso, un vallisoletano que con el PP de aquí no hace muchas migas, Miguel Ángel Rodríguez, se empleará a fondo en la campaña para que su jefa arañe cuantos más votos, mejor. Y cobrará ahí pleno sentido la ligazón establecida por el propio Casado con el resultado de Ayuso. Si esta gana y gobierna, los casadistas se subirán a la ola de la victoria para utilizar ese trampolín hacia La Moncloa. Con permiso de Ayuso, claro; y de Rodríguez, también. Pero, ¿y si Ayuso no gobierna? Entonces la caja de los truenos se abrirá de par en par y, empezando por José María Aznar y siguiendo por infinidad de dirigentes populares a los que Casado y su número dos, Teodoro García Egea, les están haciendo la vida imposible, empezarán a zarandear al presidente nacional del su partido. Aznar no perdona la forma en que esta dirección del PP quiere romper con el pasado. Y ya se sabe cómo se las gasta el expresidente...

La reciente imposición de la número 2 del PP de Valladolid, Mercedes Cantalapiedra, lo que le coloca en la línea de salida para ser candidata a la Alcaldía de la capital en 2023, ha sembrado el desconcierto en las filas del partido. No solo porque sea volver al pasado de mayor aroma a naftalina, con la resurrección del exalcalde-tertuliano, Javier León, sino porque deja a los pies de los caballos a Pilar del Olmo, anterior candidata, vilipendiada en el reciente congreso provincial (y eso que decía que tenía el apoyo de Génova). ¿Qué ganas de hacer oposición al socialista Óscar Puente van a tener Del Olmo y los suyos? El PSOE de Valladolid aún no da crédito al regalo electoral de Casado y Egea.

Hay mucho por conocer de los entresijos de esta decisión de la dirección nacional del PP y de sus planes para desgastar a Alfonso Fernández Mañueco. Está ya en la cola de asuntos pendientes de explicación, con otro, como la salida de Silvia Clemente del PP regional y su paso a Ciudadanos. Repasando notas, se recuerda que la exdirigente segoviana fue recibida por Casado en vísperas de la designación de Mañueco como candidato a la Junta en diciembre de 2018 y fue ella quien convenció a Casado de que Pablo Pérez fuese candidato a la Alcaldía de Segovia, en lugar del pactado con Mañueco, José Mazarías. Pero está por aclarar si en aquellas conversaciones también se habló del futuro de la propia Clemente en el PP y su papel antimañuequista. Se acabará sabiendo tras la batalla de Madrid.