Los bancos no bancos
Los nuevos tiempos han impuesto una nueva práctica: las operaciones a distancia mediante dispositivos electrónicos
Como sucede con el Universo, los entes se expanden, contraen y, como sucede en el caso que nos ocupa, también se fusionan. La banca moderna ... tuvo su origen en el Renacimiento, sobre todo en los estados-nación italianos. El primero fue el genovés Banco di San Giorgio. Sentados en bancos y con una mesa cubierta de una tela de por medio, el prestamista (generalmente judío) sellaba un trato con el prestatario. De ahí el nombre de banco, es decir, el lugar en el que se aposentaban. Shakespeare lo plasmó en 'El mercader de Venecia'.
Ese frenesí capitalista se desbocó, manteniendo el mismo protocolo de uno a cada lado de la mesa. Hasta la irrupción de Internet, el trasiego de clientes realizando gestiones en las oficinas era algo cotidiano. Pero los nuevos tiempos han impuesto una nueva práctica: las operaciones a distancia mediante dispositivos electrónicos. Apenas son un puñado de ciudadanos (nuestros mayores) quienes, por impericia con las nuevas tecnologías, se acercan a las sucursales para dirimir sus asuntos. A medida que el ineludible efecto vegetativo siegue sus vidas, los espacios físicos de esta actividad quedarán reducidos a la mínima expresión, esencialmente para negociar préstamos. Y pronto ni siquiera para eso.
Acaba de conocerse que Bankia y CaixaBank se fusionan. La tendencia parece ineludible, tanto en España como en el ámbito transnacional. El empleo se resentirá, pero en estos tiempos convulsos hay que adaptarse. El banco, o la silla, en la que antes te sentabas tornará en el plácido sofá del hogar. Será como en el cine no cine: ver películas en plataformas digitales. Palomitas en ristre, sellas una operación bancaria. Pero seguro que buscarán algún ardid para seguir cobrando comisiones. Es su ADN.
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