4,95 y 999
«A la hora de vender, casi cualquier sistema es lícito»
Las empresas están locas por vender, esa es la esencia de su existencia: ganar dinero a raudales. Sin publicidad es (casi) imposible que la gente ... conozca un producto. Incluso marcas tan consolidadas como Coca-Cola no pueden prescindir de invertir millones en anuncios para permanecer en un mercado tan loco como el actual. En España, salvo Inditex, Mercadona o la Iglesia católica, todas las grandes compañías copan espacio en los medios.
Las tres citadas amplían sus beneficios a través del proselitismo, del boca-oreja. En los años cincuenta en Estados Unidos, James Vicary experimentó con una técnica denominada corte subliminal. Aseguró que había insertado unos fotogramas en mitad de un filme: 'Beba Coca-Cola' y 'Coma palomitas'. Anunció que las ventas de ambos productos se dispararon. Poco tiempo después, desveló que todo fue un engaño.
No obstante, la CIA se interesó por el asunto, y también las corporaciones, deduciendo que algo de cierto planeaba sobre este tipo de experimentos. De hecho, a lo largo de décadas (y hasta nuestros días) los interesados en este tema nos hemos topado con contenidos más que sospechosos.
En los años noventa adquirí un libro, 'Publicidad: escrito en nuestro cerebro', de Eduardo García Matilla, en el que se hace un recorrido por una amplia gama de ejemplos publicitarios que, supuestamente, utilizaban mensajes subliminales. He trasteado por la Red y el libro aún se edita. Hasta el cine aplica este sistema. Busquen en Internet el cartel promocional de 'El silencio de los corderos', amplíen la polilla que cubre la boca de una supuesta Jodie Foster y descubran con qué está compuesta.
A la hora de vender, casi cualquier sistema es lícito. Los 'spots' de colonias me tienen perplejo, pero esa es otra historia. Ahora bien, lo que nunca he asimilado son algunas estrategias de mercado. 4,95 'son' cinco; y 999, mil. Todas las tiendas lo aplican, hasta las pequeñas fruterías o lencerías. La conclusión a la que se llega es que, tal vez, piensen que la gente es estúpida. A mí me resulta ofensivo.
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