El MAR que engulló a Redondo
El gurú de Ayuso gana la batalla de 'spin doctors' tras moldear la campaña al discurso desacomplejado de la presidenta madrileña
XABIER GARMENDIA
Jueves, 6 de mayo 2021, 13:53
«Me gusta cuando los planes salen bien». Miguel Ángel Rodríguez se sentía el martes por la noche Hannibal. Como en cada final de ... episodio de 'El equipo A', el cerebro del grupo, curtido en mil y una batallas, festejaba el éxito de su operación. Lo hacía desde su cuenta de Twitter, de acceso restringido a poco más de 1.400 usuarios. Sin puro en la boca, pero con una media sonrisa que no alcanzaba a enmascarar su rostro visiblemente exhausto. La arrolladora victoria de Isabel Díaz Ayuso es también la suya, de la misma forma que la hecatombe del PSOE es igualmente la de Iván Redondo.
Entre las innumerables contiendas que se disputaban el 4-M en Madrid, la de los gurús de la comunicación política trascendía de lo puramente interno en cada cuartel. Acostumbrados al segundo plano, a las desagradecidas pero inestimables labores de fontanería desde la sala de máquinas, el foco se ha instalado sobre los 'spin doctors'. Y sus sombras son alargadas. En su primer enfrentamiento electoral, Miguel Ángel Rodríguez e Iván Redondo han proyectado sus estrategias contrapuestas sobre una campaña moldeada al gusto del primero, sin hueco para el «soso» Ángel Gabilondo.
El hacedor del «váyase, señor González» que en los 90 simbolizó el asalto de José María Aznar a La Moncloa ha demostrado que sigue en forma casi tres décadas después. En apenas dos años ha conseguido que una periodista desconocida, por la que casi nadie daba un duro, pase a ser la nueva musa de la fragmentada derecha. Una transformación a pasos agigantados cimentada en un discurso combativo y desacomplejado, lejos de lo políticamente correcto y con un estilo directo, sin rodeos.
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Ayuso siempre deberá a MAR −las iniciales por las que es conocido desde su etapa aznarista− el lanzamiento de su meteórica carrera política. En cuanto Pablo Casado la escogió como candidata ante la sorpresa de propios y extraños, ella le mandó un mensaje para que dirigiera su campaña. Conseguido el logro, Rodríguez dio un paso atrás. Siguió colaborando desde fuera hasta que hubo un momento, en enero de 2020, en el que ambos convinieron que era ineludible un golpe de efecto definitivo con él dentro del barco.
La cumbre de las banderas
La presidenta madrileña ya era la punta de lanza institucional del PP frente a Pedro Sánchez. Pero la escaramuza abría un nuevo capítulo con la entrada de Podemos en el Consejo de Ministros y había que prepararse para lo más duro. Por si fuera poco, llegó de pronto la peor crisis sanitaria en un siglo. Y fue precisamente en esa adversidad donde MAR descubrió el atajo definitivo para catapultar a Ayuso al estrellato. El 'día D' fue el 21 de septiembre. Tras semanas de pulso con La Moncloa por la descontrolada situación epidémica en Madrid, Sánchez brindó a la presidenta regional una imagen impagable en su propia casa. Una reunión en Sol elevada a cumbre bilateral con un tapiz de 24 banderas tras ellos.
Aquella escenografía, avalada por Redondo con tal de evitar una desangelada estampa de división, jugaría a la contra del inquilino de La Moncloa. Su jefe de gabinete no supo calcular las consecuencias de una fotografía que, luego sumada al estado de alarma 'ad hoc' para Madrid, aceleró como nunca antes el 'vendaval Ayuso'. Para cuando echó a volar la mariposa de Murcia, aquello ya era un huracán imparable. Ni Sánchez ni su gurú pudieron detenerlo y, en una evaluación de daños previa al desastre, optaron por evacuar de urgencia al presidente y abandonar a su suerte al soldado Gabilondo. Y Hannibal, como en todo epílogo, soltó su frase.
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