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Errejón abandona el escaño de Podemos para dedicarse a la campaña electoral para la Presidencia de la Comunidad de Madrid a través de la plataforma de Manuela Carmena. J.P.Gandul/Efe

Editorial: Encrucijada a la izquierda

Iglesias se debate entre negociar con Errejón o presentarse como Unidos Podemos con el riesgo de tener que medirse con Vox por el quinto puesto

El Norte

Valladolid

Viernes, 1 de febrero 2019, 09:14

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La crisis desatada en Podemos por el paso dado por Iñigo Errejón hacia Más Madrid es el reflejo de la tensión que viven los sectores a la izquierda del PSOE entre la unidad y la división. Tensión en la que inciden factores diversos, como son las aspiraciones e incompatibilidades personales y la concurrencia de trayectorias políticas diversas. Si el Consejo Ciudadano de Podemos no llegó, en su reunión del miércoles, a una decisión colectiva –mientras Pablo Iglesias advertía de que Errejón ya no formaba parte del partido, cuando ni se había dado de baja ni había sido expedientado y expulsado– es porque sus dirigentes se encuentran sometidos a una mezcla de excitación y catarsis de la que difícilmente saldrán si no abordan con la máxima franqueza el desafío que les plantea Más Madrid y, en general, las confluencias actuales o potenciales en el resto de España. La disyuntiva que se le plantea a Podemos entre concurrir por separado a las elecciones al Parlamento de Madrid –al tiempo que se aparta de los comicios locales– o esforzarse por la unidad con Errejón y Carmena representa en sí misma una trampa, a ojos de Iglesias y sus incondicionales. Pero una trampa hacia la que la dirección de Podemos condujo al partido desde el mismo momento en que sus dirigentes creyeron ser una alternativa nacional que podía desdeñar los retos territoriales y locales. La soberbia política es tan mala consejera que, en estos momentos, Podemos se ve empequeñecida con respecto a los demás sectores, más o menos organizados, a la izquierda del socialismo de Pedro Sánchez, en Madrid y en las demás comunidades. De tal manera que las condiciones de una negociación con Errejón se vuelven más cuesta arriba a medida que, con el paso del tiempo, el que fuera 'número dos' de Podemos va conformando su propia candidatura y encuadrando a sus seguidores, en Madrid y fuera de Madrid. Nótese que ya Podemos desistió de integrar la candidatura de Manuela Carmena por un deterioro sin remisión del acuerdo inicial. Paralelamente, el liderazgo de Iglesias y Montero queda en entredicho ante las preguntas sin respuesta que les dirigen sus bases. Así es como la disyuntiva obliga a decidirse a Iglesias entre alcanzar un acuerdo con Errejón en una negociación dificultosa, o presentarse con la marca Unidos Podemos, con el consiguiente riesgo de tener que medirse con Vox por el quinto puesto en la Comunidad de Madrid. El principio de realidad está entrando en Podemos por donde sus fundadores no se pudieron imaginar; por sus diferencias internas.

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