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Aznar y Casado, durante el coloquio en la Universidad Francisco de Vitoria. Efe / EP David Mudarra

Casado: «Pinchan en hueso los que nos pretenden dividir»

El líder del PP reivindica el legado de Aznar y Rajoy después de marcar distancias con el pasado

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Martes, 2 de marzo 2021, 15:01

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El morbo estaba servido. Pablo Casado y José María Aznar compartiendo escenario después de que el primero renegase hace tan solo unas semanas del pasado del PP que se dirime en los tribunales y de que el segundo se desvinculase este fin de semana de cualquier sombra de corrupción en los catorce años que estuvo al frente del partido. En una entrevista en la Sexta, el expresidente del Gobierno negó saber nada de la financiación irregular del PP ni de los personajes que se movieron durante años libremente por Génova y que han terminado en la cárcel por su implicación en la trama 'Gürtel'. También dirigió algún dardo envenado contra el actual líder de los populares al asegurar que el PP no está en su mejor hora a pesar de que él dejó «un partido y un espacio electoral totalmente unido».

Pero Casado evitó este martes hacer más sangre y buscó reconciliarse con la vieja guardia del partido. Aprovechó el 25 aniversario del primer triunfo electoral del PP en unas generales para reivindicar el legado de Aznar, «patrimonio de todos los españoles», y de Mariano Rajoy, de cuya llegada a la Moncloa se cumplirán en diciembre diez años. Y, de paso, advertir que «pinchan en hueso aquellos que pretendan dividir a la nueva generación del partido con nuestros predecesores».

El líder conservador dijo sentirse «orgulloso» de la herencia recibida y aseguró que es compatible «con intentar erradicar cualquier conducta irregular que haya habido en el partido», como, a su juicio, hizo Aznar cuando nada más aterrizar en Génova tuvo que hacer frente al llamado 'caso Naseiro'. En abril de 1990, el tesorero del partido Rosendo Naseiro -hombre de confianza de Manuel Fraga-, y el entonces concejal en Valencia Salvador Palop, fueron detenidos y encarcelados junto a varios ejecutivos de empresas constructoras, al ser acusados de cobrar comisiones por adjudicar proyectos inmobiliarios municipales.

Hace tan solo unas semanas Casado intentó distanciarse de sus antecesores anunciando que echaba el cierre a la sede nacional -cuya reforma con dinero negro está siendo investigada-y avisando de que no le temblaría el pulso a la hora de expulsar del PP a cualquier militante, «sea quien sea», si se demuestra que ha tenido alguna implicación en la 'caja b'. Incluso enmendó la gestión que hizo Rajoy del 1-O, aunque después matizase sus palabras ante el malestar generado en las filas populares. Hoy, lejos de marca distancias con el pasado, el presidente del PP apeló a las cuatro legislaturas populares, que han cumplido, en su opinión, con lo que todo político desea. Esto es, «dejar las cosas mejor de cómo estaban cuando llegaron».

Semejanzas y diferencias

Durante su intervención en el coloquio, organizado por el Instituto Atlántico y que contó con la presencia también de Manuel Pizarro, el fichaje estrella de Rajoy para las elecciones de 2008, Casado hizo referencia al afán de «reunificación» del espacio de centroderecha que él, como le aconsejó Aznar, quiere acometer. Aunque reconoció que el PP lo tiene ahora «más difícil» que en los 90 cuando Aznar fraguó su victoria. Entonces las posiciones de centro liberal «estaban de moda» y hoy están en auge los populismos. «Ahora tenemos que llevar la mayoría social a la centralidad y moderación del partido. Se trata -arguyó- de tocar la corneta ante esa mayoría silenciosa y polarizada para que vuelva al PP».

Recordó que sus predecesores tuvieron siete años de derrotas electorales antes de llegar a la Moncloa y reclamó para sí el mismo tiempo. Incidió, además, en que la reunificación del centroderecha se hizo a partir de formaciones pequeñas como e PDP o el Partido Liberal mientras que hoy el PP se ve obligado a competir con un grande en diputados, como Vox. «Es mucho más complicado», zanjó Casado, que prometió no acercarse «a los extremos populistas que se disfrazan del PP», en obvia alusión a la formación de Santiago Abascal.

El expresidente del Gobierno habló más del pasado que del futuro y, aunque evitó confrontar con su pupilo, sí le pidió que se aleje de la «indefinición» y que dé la batalla por las ideas. «Es imposible recetar bien -dijo- si no se tiene la idea de lo que hay que recetar». A pesar de no querer dar ningún consejo directo a su sucesor, Aznar deslizó algunas lecciones que en su opinión deben ser tenidas en cuenta y le deseó suerte a Casado en su hoja de ruta porque «cuando se tiene la responsabilidad de ser uno de los actores de la política hay que marcar el camino, definir la estrategia y tomar las decisiones».

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