El primer premio ha caído en cuatro ocasiones en Palencia
La suerte del Gordo queda ya lejana, la primera fue en 1959, y las otras en 1987, 1989 y 1996
En Castilla y León, el primer premio del Niño ha caído en 23 ocasiones y en todas las provincias, con León como la más agraciada con seis, seguida de Salamanca, Palencia y Valladolid, donde ha recalado en cuatro ocasiones, con dos en Soria y sendas en Zamora, Burgos, Segovia y Ávila.
En el anterior sorteo del Niño, el segundo premio repartió apenas un millón de euros en Castilla y León.
La historia de este tradicional sorteo se remonta a 1941, cuando el entonces director general de Timbre y Monopolios, F. Roldán, lo institucionalizó. Tras el éxito del primer sorteo, se decidió al año siguiente, 1942, transformarlo en extraordinario. En 1941, la Lotería del Niño constaba de cuatro series de 42.000 billetes cada una, a 150 pesetas el billete. A su vez, cada billete estaba dividido en décimos de 15 pesetas.
Ese año se vendieron un total de 166.668 billetes, lo que supuso una recaudación de 25,23 millones de pesetas. En concreto, el sorteo de la Lotería del Niño de 1941 reportó un beneficio al Estado de 7,7 millones de pesetas.
En un principio, el sorteo de la Lotería del Niño contaba con cinco grandes premios: uno de 500.000 pesetas por serie, otro de 300.000, otro de 150.000, otro de 75.000 y otro de 50.000.
En 1941, el número agraciado con el primer premio fue el 23.594, que se vendió en Sevilla. Hasta 1998, incluido, el sorteo de la Lotería del Niño se celebraba el 5 de enero. Desde entonces, tiene lugar el 6.
El sorteo extraordinario de lotería con el que se inaugura el año ha dejado su primer premio en la capital palentina en cuatro ocasiones, aunque algunas ya muy lejanas, como 1959 (con el número 12.200), y siempre compartido con otras localidades españolas. Los otros premios gordos del Niño para Palencia corresponden a los años 1987 (con el número 04.675) y 1989 (con el 29.731). Para recordar el último primer premio de este sorteo, hay que remontarse a 1996, cuando cayó en la localidad palentina de Barruelo de Santullán, llevando la suerte con el número 93.561 y también la desdicha para el agraciado, ya que acabó en los tribunales.
Ni en el sorteo del año pasado ni en el anterior las administraciones palentinas repartieron suerte, aunque sí que lo hicieron en el 2002, cuando el establecimiento número 7 vendió parte del tercer premio, agraciado con 120.000 euros a la serie.
La suerte también dejó un pellizco en Palencia en el sorteo de 1998, cuando el Niño dejó casi 200 millones de euros, 120 del segundo premio y 80 a las centenas del primero y a las pedreas.
Con el tercer premio, también llegó una lluvia de millones hace tres años al municipio de Guardo, donde el 6 de enero de 2016 los dueños del Mesón El Portalón cambiaron la vida de muchos de sus clientes, familiares, amigos y vecinos con los 11,2 millones de euros repartidos por su fidelidad al número 95.395.
La lotería de mañana repartirá 700 millones de euros en premios. Apuren porque las probabilidades de que toque aumentan considerablemente, pues se venden más décimos del sorteo del Niño para cada combinación ganadora que en el sorteo de Navidad.
Un ejemplo de que el dinero no da la felicidad
La suerte del último Gordo del Niño, en 1996 en Barruelo de Santullán, se convirtió en desdicha para la familia Ponga, residente en Barcelona. Y es que el premio llegó a los tribunales, donde el litigio se dio por zanjado seis años después cuando la Audiencia Provincial de Barcelona emitió una sentencia firme en la que desestimaba las pretensiones de cuatro personas (dos de ellas de origen palentino), que reclamaban al transportista natural de Barruelo de Santullán y residente en la capital barcelonesa Roberto Ponga Gutiérrez la parte proporcional a los 101 millones de pesetas (607.022 euros) correspondiente a un premio extraordinario de la fracción cuarta de aquel primer premio.
La Audiencia, que confirmaba también una sentencia anterior del Juzgado de Primera Instancia número 37 de Barcelona, puso así fin a un largo litigio entre el transportista demandado y luego absuelto y los cuatro demandantes, a los que Ponga vendió participaciones del número 93.561, que resultó agraciado con el primer premio de la Lotería del Niño. Los demandantes percibieron por cada participación de mil pesetas que compraron a Ponga ocho millones de pesetas. Sin embargo, cuando se enteraron de que el transportista era el poseedor de un décimo que resultó agraciado con el premio extraordinario decidieron reclamar también la parte proporcional de los 101 millones con que fue agraciado el transportista. La Audiencia de Barcelona consideró que los cuatro demandantes no tenían participación alguna en el décimo de la fracción cuarta.
